Dos hábitos sencillos que podrían ayudarte a mejorar tu memoria

En un mundo cada vez más exigente y lleno de información, una excelente capacidad cognitiva y una buena memoria se han convertido en habilidades valiosas para el éxito personal y profesional; sin embargo, conservar la salud cerebral no es tarea fácil, pues entran en juego muchos factores. 

Con el paso de los años, las personas van perdiendo capacidad cognitiva y tardan más en aprender cosas nuevas, de ahí que los niños tengan mayor capacidad de retención que los adultos; no obstante, estos cambios son progresivos y suelen ser muy leves. 

“El envejecimiento produce cambios en todas las partes del cuerpo, incluyendo el cerebro. Es por esto, que algunas personas pueden sentir que no recuerdan las cosas tan bien como antes o que no pueden recordarlas rápidamente. Quizás, pierden objetos o se olviden de pagar alguna factura. Esto, en general, es un síntoma de un olvido leve y no un problema serio de memoria”, señalan los expertos del Instituto Nacional de Salud de Estados Unidos. 

Cuando la pérdida de memoria se da de forma repentina y en edades tempranas puede deberse a enfermedades subyacentes como la demencia, que se manifiesta con síntomas como: 

• Hacer las mismas preguntas una y otra vez
• Perderse en lugares conocidos
• No poder seguir recetas de cocina o instrucciones
• Confundirse con el tiempo, las personas y los lugares
• No cuidarse de sí mismo: no alimentarse bien, no bañarse o comportarse de manera insegura

La biblioteca de medicina Mayo Clinic, explica que no en todos los casos la pérdida de memoria se debe a la demencia, existen otras posibles causas que son reversibles, entre las que están: el consumo de algunos medicamentos, un traumatismo craneal menor o una lesión en la cabeza, trastornos emocionales, alcoholismo, hipotiroidismo, apnea del sueño y deficiencia de vitamina B12.

La misma entidad destaca que existen dos hábitos en específico que pueden ayudarnos a mejorar nuestra capacidad de retención de información a corto, largo y mediano plazo. 

Ejercitar el cuerpo y la mente 

El primero de los hábitos tiene que ver con la actividad física. Según los expertos, el ejercicio diario aumenta el flujo sanguíneo a todo el cuerpo, incluido el cerebro. Lo recomendable es hacer al menos 150 minutos a la semana de actividad aeróbica moderada, como caminar a paso ligero, o 75 minutos a la semana de actividad aeróbica intensa, como trotar.

Tener una dieta saludable 

La alimentación juega un papel fundamental en todas las funciones del cuerpo, incluyendo en la salud cognitiva y cerebral. Para mantener una buena memoria es esencial comer frutas y verduras ricas en nutrientes, vitaminas y minerales. También se recomienda reducir la ingesta del alcohol al máximo, pues este incrementa las probabilidades de sufrir pérdida de memoria.