Se recalienta debate migratorio

Internacional - Miércoles, 14 / Feb / 2007
 
Colombia.com
Los intereses que inciden de uno y otro lado en el debate migratorio de Estados Unidos se hacen más visibles con la cercanía de la frontera con México.

Estamos aquí esperando para la hora en que se descuiden ellos (la Patrulla Fronteriza de EE.UU.). No hay hora para cruzar: Inmigrante indocumentado deportado de EE.UU.


Se supone que por esa línea divisoria pasaron muchos de los aproximadamente 12 millones de inmigrantes indocumentados cuya suerte está en juego mientras en Washington vuelve a calentarse el debate sobre la posible regularización de su situación legal.

Los activistas que defienden los derechos de los inmigrantes en EE.UU. tienen grandes expectativas. Un grupo encabezado por los Ángeles de la Frontera seguirá hasta el 17 de febrero con una caravana en auto de ida y vuelta de San Diego a Brownsville para dramatizar sus reclamos a favor de una reforma migratoria.

En pleno corazón del Valle Imperial de California, una de las zonas agrícolas más productivas de EE.UU., activistas por los derechos de los inmigrantes como Enrique Morones denuncian que las muertes en el desierto son producto del endurecimiento de la política estadounidense hacia los indocumentados.

"Antes de la operación Guardián (en 1994) morían una o dos personas por mes en toda la frontera. Después de la operación Guardían y el muro, ahora mueren dos o tres personas por día. El año pasado oficialmente hubo 464 muertes", le dice Morones a BBC Mundo mientras camina sobre el cementerio de Holtville, California.

Inmigrantes anónimos

Ahí se encuentran los restos mortales de más de 400 emigrantes no identificados que murieron en el intento de llegar a EE.UU.

Ahora mueren dos o tres personas por día. El año pasado oficialmente hubo 464 muertes: Enrique Morones, presidente de Ángeles de la Frontera


Los gobiernos de México y de varios países Centroamericanos se han interesado activamente por la suerte de sus emigrantes que vienen a EE.UU.

"Hay una responsabilidad del gobierno mexicano de no haber podido crear las condiciones necesarias para que los mexicanos se queden en nuestro país.

Esa responsabilidad no exime a los norteamericanos de empujar los flujos migratorios por los lugares de mayor riesgo y peligro", le señala a BBC Mundo el Quinto Visitador General de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos de México, Mauricio Farah Gebara, en la parada de la caravana en Holtville.

Además del aspecto humanitario las autoridades mexicanas tienen un gran interés en el flujo de más de US$20.000 millones en remesas enviadas anualmente por los inmigrantes, la segunda fuente más importante de divisas extranjeras de México después del petróleo.

Frontera olvidada

Ema Torres, una inmigrante mexicana de Guanajuato que lleva la mayor parte de su vida viviendo en Yuma, Arizona, le dice a BBC Mundo que "los gobiernos centrales de uno y otro lado ni siquiera nos identifican", refiriéndose a los pobladores de la frontera.

La solución debe de empezar desde allá en México: Ema Torres, inmigrante mexicana en Yuma, Arizona


"La solución debe de empezar desde allá en México", señala Torres durante un acto para recibir a la caravana fronteriza en Yuma.

"Siento el dolor de mis hermanos de México y siento un poco porque en EE.UU. están tratando de defender la línea de la frontera", agrega.

Y no faltan pruebas de la persistencia de los inmigrantes indocumentados de México y otros países que están dispuestos a arriesgarse para cruzar hacia EE.UU.

En una barranca en la línea de la frontera entre Tijuana y San Ysidro un jornalero de Acapulco le dice a la BBC que hará todo lo posible por intentar volver a reunirse con su esposa y una hija en Los Ángeles.

"Pues ahorita me mandó mi madre dinero desde Acapulco para poder subsistir", señala mientras pasa por un momento al lado estadounidense de la divisa limítrofe para conversar con BBC Mundo.

20 días a la intemperie

Ya llevaba 20 días durmiendo a la intemperie al lado del muro después de haber sido deportado de Los Ángeles en una redada frente a una ferretería.

"Estamos aquí esperando para la hora en que se descuiden ellos (la Patrulla Fronteriza de EE.UU.). No hay hora para cruzar", agrega.

Pocos kilómetros al norte en Chula Vista otro jornalero mexicano que obtuvo su residencia hace muchos años después de haber entrado al país como indocumentado cree que paisanos como el que nos habló lo están perjudicando económicamente.

"Los que estamos aquí legalmente no hallamos jale (trabajo) porque la mano de obra barata de los inmigrantes indocumentados nos afecta. Los patrones quieren el trabajo regalado por decir así", señala mientras se mantiene a la espera de clientes frente a una sucursal de la misma cadena de ferreterías en la cual fue detenido Navarrete por agentes de inmigración.

Las palabras de este jornalero de Sinaloa suenan muy parecidas a las preocupaciones de Christie Czajkowski, activista del grupo Minutemen de San Diego que está cobrando el desempleo y es una madre soltera con dos hijas.

"No creo que necesitemos esclavitud en el siglo XXI. Si las personas que aquí vienen lo hicieran legalmente podrían trabajar con un sueldo estadounidense competitivo", señala al acotar que el negocio de construcción de su padre ha tenido un bajón debido a la competencia de los indocumentados.

"Así todos salen ganando en lugar de que la clase media pierda más y más mientras se salen con la suya los del gobierno, las grandes empresas y los políticos", señala Czajkowski mientras conduce una camioneta Chrysler por los cerros de la línea fronteriza.

Los Minutemen

Las quejas de los Minutemen, una amalgama de grupos que se oponen a que se tolere a los indocumentados, son mucho más extensas.

Antes no era un problema porque (los inmigrantes indocumentados) entendían que no deberían tratar de imponer su cultura sobre la nuestra Timothy Schwartz es propietario de un negocio de construcción en Phoenix que ha decaído en los últimos cinco años supuestamente por la competencia desleal de contratistas latinos que emplean a personas indocumentadas y no pagan impuestos.

La presencia de los inmigrantes indocumentados en Arizona antiguamente "no era un problema porque entendían que no deberían tratar de imponer su cultura sobre la nuestra. No teníamos que traducir todo al español para que lo pudieran entender", agrega.

Schwartz cree que los inmigrantes latinos "no quieren asimilarse", aunque reconoce que a EE.UU. le convendría tener trabajadores agrícolas que vengan a trabajar por temporadas y luego regresen a su país de origen.

Adeptos latinos

La inquina hacia los inmigrantes hispanos no es una novedad para la reverenda Mary Moreno, cuya iglesia episcopal en San Diego trata de encontrar adeptos entre los latinos recién llegados.

Se me hace extraño porque a nosotros nos están apuntando el dedo: Reverenda Mary Moreno


"Es como decir 'Vengan y hagan el trabajo que nadie quiere hacer, pero ya váyanse'", señala Moreno, una inmigrante mexicana que llegó a EE.UU. a los 10 años de edad.

"Esta es la historia de EE.UU. Los italianos tuvieron ese problema. Hasta Benjamin Franklin no quería que vinieran los alemanes porque iban a contaminar la sangre del país. Se me hace extraño porque a nosotros nos están apuntando el dedo", agrega.

La reforma migratoria ha comenzado a revivir después de las elecciones legislativas del pasado mes de noviembre, pero muchos proponentes de esa medida sostienen que hay que presionar a la nueva mayoría demócrata en el Congreso antes de que la campaña presidencial de 2008 acapare el escenario político.

Javier Aparisi
BBC Mundo, Arizona



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