Carros en Colombia, los más costosos del mundo

En nuestro país comprar un automóvil es un asunto que, a pesar del paso del tiempo o las mejoras en el poder adquisitivo de la población, sigue siendo un problema de muchos pesos.

Dejémonos de discusiones, en Colombia los carros son los más caros del mundo, esto no es ninguna novedad y lo peor es que lo ha sido durante muchas décadas y la realidad no cambia, comprar un carro en Colombia es un caso muy serio, mantenerlo aún más y los repuestos ni se diga.

Hablemos claro: Colombia es un país que no produce un alto número de automóviles y hasta hace algunos años contaba con tres ensambladoras (Sofasa, Colmotores y la C.C.A), en ellas se armaron “carros colombianos” de las marcas Renault, Chevrolet, Fiat, Toyota, Mitsubishi, Ford, Peugeot, Mazda, Willis, Daihatsu, Daewoo, Isuzu y Suzuki.

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De esas tres grandes ensambladoras solo sobreviven GM Colmotores (Filial de General Motors) y Sofasa, pero las unidades de vehículos de fabricación nacional no representan mayor promedio en los mercados internacionales, pues se produce un 30% menos del estándar mundial.

En Colombia la industria sobrevive gracias al andamiaje arancelario, las materias primas no pagan arancel, los autos importados pagan un arancel de entre 15 y 35% lo que hace que las ensambladoras nacionales fijen los precios de sus unidades a placer.

Pero, a pesar de ello, los autos sean nacionales o importados tienen que pagar un IVA de entre 19 y 36%, el cual tiene 4 variantes convirtiéndose en el régimen de impuestos más complicado del planeta y que hace que el precio de los autos sea excesivamente alto.

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Sumémosle a todo lo anterior el costo de la vida, ajustes por inflación y otro demonio que no se ha podido erradicar: el precio de los hidrocarburos que en Colombia sube y sube y con ello, el aumento de los demás productos se encarece.

No solo se trata de adquirir vehículo, se trata de mantenerlo con tanto impuesto y alto costo en mantenimiento, mejor no hablar del estado de las vías porque nos ponemos a llorar y terminaremos como decía la señorita Laura, con nuestro carrito, pero ‘sanduichero’.

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