Por: Juan Carlos García Sierra • Colombia.com

De vuelta al presente

Hubo una época en la que todos los males del país eran culpa de las guerrillas, luego se pusieron de moda los carteles del polvo blanco y cada uno de los hechos cometidos se le achacaban a Pablo Escobar y a los hermanos Rodríguez Orejuela.

Hubo una época donde todo lo observábamos detrás de una cortina. Foto: Shutterstock
Hubo una época donde todo lo observábamos detrás de una cortina. Foto: Shutterstock

Hubo una época en la que todos los males del país eran culpa de las guerrillas, luego se pusieron de moda los carteles del polvo blanco y cada uno de los hechos cometidos se le achacaban a Pablo Escobar y a los hermanos Rodríguez Orejuela.

Hubo una época en que no se podía ni asomarse a la esquina porque la culpa de que a uno le robaran hasta los calzoncillos era de la delincuencia terrible de las calles. Hubo una época en que no existía respeto por nadie porque la culpa la tenían los papás de los muchachos rebeldes porque ya no les hablaban con autoridad por miedo a que los nenes se traumatizaran. 

Hubo una época en que las aceras y las avenidas estaban llenas de indigentes porque la culpa la tenían ellos mismos al decidir volarse de la casa y dejarse llevar del vicio y mírelos, ahí quedaron.

Hubo una época donde no podíamos decir nada, nos sentíamos atados de mano. Foto: Shutterstock
Hubo una época donde no podíamos decir nada, nos sentíamos atados de mano. Foto: Shutterstock

Hubo una época en la que peleábamos con nuestros vecinos de al lado porque la culpa la tenía un tirano, un ser poco agraciado y loco que se burlaba de nuestro honorable presidente y no tenía idea del inglés, ese que el nuestro sí manejaba con particular destreza.

Hubo una época en la que todo estaba muy caro, la inflación era maquillada y todo tenía IVA porque la culpa la tenían el precio  internacional del crudo, la caída de la bolsa, el fenómeno del niño o la sexualidad del pato Donald.

Hubo una época en la que nuestros hijos crecían sin nada en la cabeza más que con peinados raros y el dolor que causa el guayabo y una traba bien brava porque la culpa era de la educación que se impartía en los colegios y lógicamente del bendito internet ese.

Hubo una época en la que dejábamos cualquier proyecto sin acabar porque la culpa la tenía el gobierno que no apoyaba nada que no fuera negocio para ellos y porque para qué quemarse las pestañas si en Colombia solo le iba bien al que más trampa hacía.

Hubo una época en donde era mejor quedarse 'cayetano' porque la culpa la tenían los de arriba y si nos poníamos de "boquiflojos" hasta materile nos podían dar.

Hubo una época en donde le dábamos like al reguetonero, a una mujer con atractivos gluúteos y no conocíamos la ley, nuestros deberes y derechos; hubo una época en la que al país se lo llevó el berriondo.

Hubo una época porque ya es pasado y es muy justo que allí se quede porque no podemos permitir que Colombia se vaya de eso que sabemos para el estanco.

Es la época para no tragar entero ni dejar que nos metan los dedos a la boca, es la época para conocer, entender y practicar la democracia y para que no nos enfrasquemos en estériles peleas por defender a unos líderes que jamás nos han defendido pero que sí defienden sus propiedades y cuentas en el extranjero.

Es la época de ser inteligentes y no permitir que el país viva polarizado y tengamos malos gobernantes porque ahí sí que la culpa es nuestra por votar por ellos.

Es la época para demostrar que respetando al vecino y que con verdadera tolerancia se puede construir un país que siempre ha estado en obra negra, es hora de saber qué es ser patriota y no confundirlo con deambular borrachos con camisetas y banderas porque la selección de fútbol ganó un partido, es la época de escuchar a los viejos y guiar a los más jóvenes.

Aprovechemos al máximo el tiempo con nuestros abuelos. Foto: Shutterstock
Aprovechemos al máximo el tiempo con nuestros abuelos. Foto: Shutterstock

Es la época de dejar la indiferencia y preocuparnos por tantos compatriotas que no tienen nada para echarle al buche esta noche.

Es la época de que ya cese la horrible noche y de que el bien germine ya.