¿El estado colombiano sí reparará las víctimas de Machuca?

Con el anuncio realizado este jueves por el presidente Iván Duque, en el que su gobierno dispondrá de 6.000 millones de pesos para la reparación de la comunidad de Machuca, en Antioquia, por una tragedia sucedida hace 20 años que dejó 84 fallecidos y 30 heridos en circunstancias muy confusas que por ahora contienen muchas versiones, muy normales en cuanto al conflicto armado colombiano.

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Como en anteriores ocasiones y de la forma más mediática, otra vez el gobierno de turno aprovecha la tragedia y el recuerdo de un suceso oscuro para una población desamparada en Colombia, ejemplos hay muchos, y precisamente este 18 de octubre se conmemora dos décadas de aquel suceso tan doloroso para los pobladores de este pequeño poblado, que corrió con el infortunio de colindar con un oleoducto amenazado.   

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El jefe de Estado actual tenía que estar presente en los actos conmemorativos con la idea de recordar este doloroso hecho y de paso poder mejorar un poco su imagen venida a menos. Su expresión de lastima tenía que llegar con un anuncio clave, y muy a pesar de la cantidad de años trascurridos desde aquella fatídica noche: "A la comunidad de Machuca le quiero expresar que vamos, con el Departamento de Prosperidad Social (DPS), a entregar 3.000 millones de pesos de reparación individual".

Duque también indicó que destinará otros 3.000 millones de pesos para la "reparación colectiva" y que estas compensaciones económicas se sumarán al mecanismo de atención integral diseñado por el Gobierno para "atender a las víctimas".

La tragedia de Machuca, un pequeña aldea del municipio de Segovia, ocurrió el 18 de octubre de 1998 cuando guerrilleros del Ejército de Liberación Nacional (ELN) dinamitaron un tramo del oleoducto Central, lo que provocó un incendio que se extendió a la localidad de Machuca. Según las autoridades e investigaciones realizadas que iniciaron al otro día cuando el país se enteró de semejante desdicha.

Luego de la explosión se registró el incendio de 46 casas, lo que ocasionó la muerte de 84 civiles y dejó 30 personas con graves heridas.

Como era de esperar, el presidente se refirió al hecho como un "atentado terrorista" que produjo "desolación", desesperanza" y que causó un "ecocidio" que acabó con hogares y familias enteras. De esta manera y nuevamente sacándole partido a la situación y de paso generando más odio rencor, claro de una manera sutil aprovechando su condición, vocería y representación como Estado.

Además, nuestro mandatario afirmó que se va a construir un centro de integración llamado "Sacúdete" para que los habitantes tengan acceso a servicios de salud, cultura y tecnología. Otra anuncio que de llegarse a cumplir, sería un poco tardío ante las innumerables necesidades de las víctimas y sus familiares que por muchos años llevan a cuesta su condición de bajos recursos y pocas oportunidades para emerger. 

El cierre no pudo “ser mejor” para nuestro mandatario y con una elocuente demagogia trató de instruir sobre la situación: "La cultura es el mejor antídoto contra la violencia, cuando un niño aprende a leer una partitura y aprende a tocar un instrumento se está alejando de la tentación de los fusiles y el crimen. Cuando un niño aprende a desplegar su creatividad y encuentra allí oportunidades está sembrando progreso de verdad".

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Durante estos actos, Duque estuvo acompañado por Luis Pérez, gobernador de Antioquia; Susana Correa, directora del DPS; Miguel Ceballos, alto comisionado de Paz y los ministros de Transporte, Ángela Orozco, y de Agricultura, Andrés Valencia, entre otros prestigiosos funcionarios estatales.

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