Adiós a los viejos buses: ARM impone plazo final a vehículos obsoletos en Soacha-Bogotá
La ARM acelera el retiro de vehículos antiguos y pone fecha límite a su operación en el corredor más transitado del país. Así quedará el transporte.

La ARM acelera el retiro de vehículos antiguos y pone fecha límite a su operación en el corredor más transitado del país. Así quedará el transporte.
La renovación del sistema en este corredor clave promete conectividad y eficiencia, pero también pone en jaque a miles de propietarios independientes La ruta que conecta a Soacha con Bogotá, una de las más congestionadas y fundamentales para la movilidad en la región metropolitana, se prepara para una transformación profunda.
Desde abril de 2025, la Agencia Regional de Movilidad (ARM) tomó el control del transporte público en este corredor, en reemplazo del Ministerio de Transporte, con el objetivo de modernizar el sistema, reducir la antigüedad de los vehículos y mejorar la calidad del servicio.
Sin embargo, aunque el plan apunta a una mayor eficiencia e integración con TransMilenio, las implicaciones para los pequeños transportadores son complejas y preocupantes. Según datos oficiales, el 74% del parque automotor actual supera los 20 años de antigüedad, una realidad que la ARM busca revertir con un proceso de renovación gradual que se extenderá hasta finales de 2027.
El costo de modernizar: ¿quién paga la transición?
El plan de la ARM contempla la salida escalonada de los modelos más antiguos, especialmente los anteriores a 2010, y la incorporación de tecnologías más limpias como buses eléctricos y vehículos a gas. Pero esta transición no es fácil ni barata. Los nuevos “busetones” eléctricos, por ejemplo, cuestan entre 800 y 1.200 millones de pesos. Para muchos pequeños propietarios, el salto es inalcanzable.
Omar Alarcón, gerente de Coopcasur Ltda, advierte que los costos de mantenimiento de los vehículos antiguos ya son insostenibles, pero también reconoce que renovar flota exige créditos y capital que muchos no tienen.
Esto podría derivar en un fenómeno que ya se vivió en Bogotá: los propietarios individuales venderían sus cupos o cederían sus derechos a grandes operadores, convirtiéndose, en el mejor de los casos, en empleados de empresas como La Rolita.
La ARM, por su parte, habilitó un permiso transitorio (resolución 02 de abril de 2025) para permitir la operación de ciertos vehículos hasta diciembre de 2027, mientras se definen las condiciones finales del nuevo sistema. Además, se están adelantando estudios técnicos sobre demanda, tarifas y tecnologías, cuyos resultados se conocerán en noviembre.
El plan incluye una integración completa con las fases del sistema TransMilenio y SITP, lo que permitirá establecer tarifas unificadas y una mejor conectividad entre ambas ciudades. Aunque el proyecto busca una movilidad más ordenada y sostenible, el impacto económico sobre el eslabón más débil del sistema, los pequeños transportadores, podría cambiar para siempre el rostro del transporte en la región.