Caso Santiago Uribe Vélez: después de 4 años se conoce la sentencia del hermano de Uribe
Hoy podría estar lista la sentencia contra Santiago Uribe Vélez, hermano del expresidente Álvaro Uribe acusado de concierto para delinquir.
Hoy podría estar lista la sentencia contra Santiago Uribe Vélez, hermano del expresidente Álvaro Uribe acusado de concierto para delinquir.
Después de cuatro años de espera, la justicia colombiana se encuentra lista para emitir sentencia contra Santiago Uribe Vélez, hermano del expresidente Álvaro Uribe, quien se encuentra acusado de ser uno de los principales responsables de la creación del grupo paramilitar “Los 12 Apóstoles”.
El 9 de febrero de 2021 comenzó oficialmente el juicio contra Santiago Uribe, momento en el que, tanto la Fiscalía como la Procuraduría pidieron la condena del hacendado, por su presunta participación en un concierto para delinquir agravado y por ser el autor intelectual del homicidio de Camilo Barrientos, víctima del mencionado grupo paramilitar.
Sin embargo, lo que debía ser un proceso de sentencia rápido, por la contundencia de las pruebas presentadas, terminó en casi cuatro años de dilatación por la complejidad del caso, la falta de personal para el despacho judicial y varias solicitudes de extensión presentadas por la defensa.
Este caso se ha convertido en uno de los más morosos y emblemáticos en la historia judicial de Colombia.
Finalmente, tras casi cuatro años de dilación, el juez finalmente tiene lista la sentencia para ser notificada. Sin embargo, se prevé que cualquiera de las partes impugnará la decisión, lo cual podría abrir la puerta a una nueva fase de apelaciones.
¿Quiénes fueron los 12 apóstoles?
Los 12 Apóstoles fue un grupo paramilitar colombiano que surgió a finales de la década de 1990, como una facción disidente de las AUC. Este bloque paramilitar operaba en la región del Urabá, especialmente en los departamentos de Antioquia y Chocó, en el noroeste del país.
“Los 12 apóstoles” se destacaron por cometer numerosas violaciones a los derechos humanos, incluyendo masacres, desplazamientos forzados, torturas y asesinatos, tanto de civiles como de miembros de la guerrilla y supuestos colaboradores.
La Fiscalía les atribuye más de 300 asesinatos, con testimonios de que tenía una estructura rural y una urbana, y listas negras de personas que querían asesinar. El grupo fue desarticulado en gran parte durante la última década.