La producción cinematográfica más problemática incluso amenazaron con asesinar al actor principal
El mundo detrás de cámaras de una producción cinematográfica que desafió los límites del arte y la creatividad.
El mundo detrás de cámaras de una producción cinematográfica que desafió los límites del arte y la creatividad.
Werner Herzog es un multifacético cineasta alemán que ha dejado una huella indeleble en la industria cinematográfica como director, documentalista, guionista, productor, escritor y ocasional actor. Pero además es el director de una de las películas más polémicas de la historia, en la que incluso pudo haber muerto el protagonista.
Fue nominado al Óscar por su documental “Encuentros en el fin del mundo”, Herzog es conocido por obras de ficción tan icónicas como “Aguirre, la cólera de Dios”, "Nosferatu, el vampiro de la noche" y "Fitzcarraldo". Sin embargo, él mismo ha señalado que las distinciones entre sus películas de ficción y sus documentales son difusas, reflejando un realismo único en todos sus trabajos.
Según el portal Sensacine, hay y una obra maestra de aventuras llamada Fitzcarraldo la cual es el ejemplo perfecto de una película problemática y con mucha historia, esta fue filmada íntegramente en la Amazonia -Perú y Brasil- y considerada como una de las producciones más complejas de la historia del cine.
A lo largo del rodaje de la película se produjeron diversos incidentes que dejaron heridos y también se produjeron diversos conflictos en el set, especialmente los protagonizados por el propio cineasta y su actor protagonista, Klaus Kinski, quien trabajó hasta en cinco ocasiones con Herzog a pesar de que existía una relación supertóxica entre ellos.
Una aventura completamente absurda, pero monumental, que se inspiraba en las aventuras del empresario del caucho peruano Carlos Fermín Fitzcarrald, aunque Herzog se tomó todo tipo de libertades artísticas.
En la película de Herzog, "Fitzcarraldo", el barco, de varias toneladas de peso, es remolcado a través de la jungla en una sola pieza, a pesar de su enorme peso. Sin embargo, para lograr un mayor realismo, el director decidió que fuera su propio equipo quien llevara a cabo esta hazaña. Este enfoque no solo fue fundamental para potenciar el impacto visual de la película, sino también para capturar la fatiga y la demencia reflejadas en los rostros de los personajes.
Incluso la peor parte llego: “Hacia el final del rodaje, los indios se ofrecieron a matar a Kinski por mí", contaría Herzog en el documental sobre la propuesta que le hizo un extra que también era un líder tribal local. Dijeron: '¿Lo matamos por ti?' Y yo dije: '¡No, por el amor de Dios! Todavía lo necesito para rodar. Déjamelo a mí'. Lo rechacé en ese momento, pero hablaban muy en serio. Lo habrían matado, sin duda, si yo lo hubiera querido