Darío Gómez: Aquí le contamos en manos de quién quedó la fortuna del cantante

Darío Gómez grabó su primer álbum en 1976,  su entonces esposa, quien fue la primera en lastimar su corazón, se burló de la letra insípida y de su voz desafinada. La canción se titulaba "Angel perdido" y aunque hoy en día es considerada un clásico de la música de cantina, en aquel momento solo provocó risas y burlas por parte de la mujer a la que más amaba.

Darío se valió de tácticas bien antioqueñas para posicionar su música. Una de ellas es que llegaba con un casette a las cantinas con sus primeras canciones, pedía media de aguardiente y le pedía al cantinero que lo dejara escuchar una canción solamente, que después lo quitara.

Y cuando desocupaba el primer trago, dejaba la media de aguardiente a medio beber y después se escurría dejando que el casette sonara entero. Volvía a la semana y casi siempre le pedían que se presentara en el sitio, pero él no quería presentarse en bares. Quería ser un artista decente. Buscaba la gloria y eso no estaba en las cantinas.

Sin embargo, la muerte fue su más fiel amiga. Cuando tenía 16 años, después de un forcejeo con su papá, lo terminó matando. Darío siempre defendió el mal comportamiento del viejo afirmando que le habían hecho una brujería y que por eso había cambiado tanto, golpeando a su mamá, maltratando a sus hermanos. Cuando una noche llegó con una escopeta, dispuesta a descargársela a su mamá, se enfrentó al padre y lo mató. 

Su hermana Rosangela murió de un derrame cuando tenía 33 años y su hija Luz Dary, quien estaba casada con un pandillero, murió de un tiro en la frente durante un ajuste de cuentas que le hicieron a su esposo. A cada una de sus pérdidas le hizo una canción que conectó con la gente.

El turno hace poco le toco a él y tras su fallecimiento, dejó una fortuna difícil de calcular. Durante su carrera, vendió seis millones de discos en una época en la que la única forma de escuchar música era comprando un LP. Además, sus canciones han sido reproducidas más de 100 millones de veces en YouTube, y cobraba 120 millones de pesos por presentación.

Incluso un simple saludo para un familiar en WhatsApp podía costar 450 mil pesos. Toda su música fue vendida bajo su propio sello discográfico, Discos Dago, que fundó en 1985. Los herederos de Darío Gómez son su compañera Olga Lucía Arcila y sus hijos Wilmar Humberto Gómez Pineda, Jorge Armando Gómez Arcila, Walter de Jesús Gómez Pineda, Lady Catalina Gómez Arcila y Kelly Johana Gómez Arcila, así como un hijo que habría aparecido recientemente.

 A ellos les correspondería dividirse una fortuna que supera los 50 millones de dólares, lo cual ahora es un problema familiar y hasta en problemas legales se encuentra el dinero, al parecer serán las autoridades quien definan como será la repartición.