Erika Zapata confiesa qué busca en un hombre y deja claro que está lista para el amor
Erika Zapata confirmó que ya está abierta a una relación y lo que busca en ella.
Erika Zapata confirmó que ya está abierta a una relación y lo que busca en ella.
Érika Zapata es una de las periodistas favoritas de los televidentes, y es que su nombre empezó a sonar hace algunos años cuando sus reportajes causaban ternura y gracia entre los usuarios, pues sus coloquiales frases y su acento característico dejan en evidencia sus raíces antioqueñas, por lo que se ha ganado el cariño de varias personas por su auténtica forma de ser.
Ahora bien, aunque la esté rompiendo en el ámbito profesional la verdad es que la periodista no tiene mucha experiencia con el amor, sobre todo porque no ha tenido pareja y encaminado a esto, tampoco ha tenido ningún encuentro amoroso con nadie a pesar de que ya tiene 28 años, sin embargo, asegura que se enfrascó tanto en buscar al príncipe azul que no prestó mucha atención a esto.
Parece que recientemente le ha estado pasando más por la cabeza la idea de tener una pareja, por lo que sorprendió a sus seguidores de su cuenta de “X” con las características que busca en una pareja, “Cuando me enamore, será de alguien inteligente, que yo admire, buena gente, que se esfuerce por mí, que sea gracioso, auténtico, exitoso en su labor, color canela, que no supere los 37 años, delgado, sonrisa hermosa y alto”, reveló.
Al igual que toda mujer empoderada, Erika la tiene clara en lo que a un hombre respecta, sobre todo porque no solo reveló lo que le gusta en cuanto a personalidad y metas, sino físico y edad, por lo que claramente ganó la admiración de muchas personas con sus revelaciones y por abrir de esa manera su corazón.
Ahora bien, esto no quiere decir que su corazón no haya latido fuertemente por alguna persona y es que en confesión con la emisora, reveló que tuvo una fuerte traga con un joven que conoció en el parque de diversiones donde trabajaba su padre, ella comentó, “Tenía una traga, era una cosa impresionante. A ese muchacho le gustaban las monas, pero yo no lo era, así que fui y me pinté el pelo para conquistarlo. Y lo peor es que me lo pinté y cuando volví se había conseguido otra mona, una natural”.