Paris Hilton confesó que sufrió de 'bullying' cuando era adolecente en un internado

La adolescencia ha sido la etapa más difícil que ha tenido que enfrentar la actriz y cantante Paris Hilton, según sus declaraciones, pues fue una chica muy rebelde y debido a su mal comportamiento sus padres tuvieron que tomar una drástica decisión en 1998; la enviaron a un internado con el objetivo de enderezar su vida y calmar un poco esa rebeldía.

“Enterré mi verdad demasiado tiempo”, dijo la modelo en diálogo con la revista People. “Estoy orgullosa de la mujer fuerte en la que me he convertido. La gente puede asumir que todo en mi vida resultó fácil, pero quiero mostrarle al mundo quién soy realmente”.

Recordó lo que fue su adolescencia, revelando varios detalles desconocidos, pero que muchos de sus fans ahora podrán conocer en su próximo documental sobre su vida que se estrenará en YouTube.

“Era muy fácil escabullirme e ir a clubes y fiestas. Mis padres eran tan estrictos que me dieron ganas de rebelarme. Me castigaban quitándome mi teléfono celular, quitando mi tarjeta de crédito, pero no funcionaba. Todavía saldría por mi cuenta”, comentó.

Fue entonces cuando sus padres Rick y Kathy Hilton, decidieron llevarla al internado Provo Canyon School, uno de los más conocidos de Nueva York.

“Sabía que iba a ser peor que en cualquier otro lugar”, dijo Paris al saber a dónde iría. “Se suponía que iba a ser una escuela, pero las clases no eran el foco en absoluto. Desde que me despertaba hasta que me iba a la cama, pasaban todo el día gritándome en la cara, era una tortura continua”, recordó.

Hilton aseguró que: “El personal decía cosas terribles. Constantemente me hacían sentir mal conmigo misma y me intimidaban. Creo que su objetivo era quebrarnos. Y fueron físicamente abusivos, golpeándonos y estrangulándonos. Querían infundir miedo en los niños para que tuviéramos demasiado miedo para desobedecerlos”.

No había confianza en nadie, pues el ambiente era bastante complicado en aquel lugar. Incluso, la actriz habló de un confinamiento solitario al que se iba como castigo “a veces 20 horas al día”.

El impacto de este cambio en su vida se reflejó al poco tiempo, pero de la manera que menos esperaban sus padres, pues le generó daños psicológicos: “Tenía ataques de pánico y lloraba todos los días. Era tan miserable. Me sentí prisionera y odié la vida”.

Aunque intentó hablar con su familia, en el internado aseguraban que todos mentían y buscaban la manera de interrumpir sus conversaciones.

“Realmente no podía hablar con mi familia, tal vez una vez cada dos o tres meses. Estábamos aislados del mundo exterior. Y cuando traté de decírselos una vez, me metí en tantos problemas que tenía miedo de volver a decirlo. Agarraban el teléfono o rompían las cartas que escribí diciéndome: ‘Nadie va a creerte'. Y el personal les decía a los padres que los niños estaban mintiendo. Así que mis padres no tenían idea de lo que estaba pasando“, relató.

De esta institución salió en 1999 y decidió no contar a nadie lo que había vivido. Sin embargo, cambió de opinión y ahora quiere ser la voz de todos los que viven o vivieron una situación como estas, además hacer responsables a estos centros educativos por daños a menores.

“Quiero que cierren estos lugares. Quiero que rindan cuentas. Y quiero ser una voz para los niños y ahora los adultos de todo el mundo que han tenido experiencias similares. Quiero que se detenga para siempre y haré todo lo posible para que esto suceda”, finalizó.