Por: Carlos Guevara • Colombia.com

El Real Madrid cumplió el cuarto mandamiento y Barcelona se fue honrado de La Cartuja

El Real Madrid se jugó una de sus últimas cartas de la temporada ante su más grande rival.

Ferran Torres fue elegido como el mejor jugador del partido. Foto: EFE
Ferran Torres fue elegido como el mejor jugador del partido. Foto: EFE

El Real Madrid se jugó una de sus últimas cartas de la temporada ante su más grande rival.

En una noche digna de una final, Sevilla cambió las corridas de toros por un partido que enfrentó a dos de los equipos más bravos del territorio ibérico, pero fue el Barcelona quien conquistó su título número 32 de la Copa del Rey, imponiéndose 3-2 al Real Madrid en una final de infarto que se resolvió en la prórroga.

Aunque la previa del encuentro estuvo cargada de polémica debido a unas declaraciones del árbitro Ricardo de Burgos, que desataron el descontento madridista, el espectáculo en el estadio de La Cartuja terminó imponiéndose.

El partido comenzó de forma inmejorable para los azulgranas. Fue Pedri quien rompió el cero con un verdadero golazo desde fuera del área, colocando el balón en un ángulo imposible para Thibaut Courtois. La ventaja mínima con la que se fueron al descanso reflejaba el dominio culé, mientras el Real Madrid, sin Kylian Mbappé en el arranque, lucía falto de chispa ofensiva.

Sin embargo, la segunda mitad cambió la dinámica debido a que los de Carlo Ancelotti encontraron respuestas y, de la mano de Mbappé, empataron el encuentro. El francés, ingresado en el complemento, ejecutó un tiro libre magistral a los 70 minutos que ilusionó a los merengues. Poco después, Aurélien Tchouaméni completó la remontada momentánea con un potente cabezazo tras un córner cobrado por Arda Güler, adelantando al Real Madrid 2-1.

Cuando todo parecía encaminarse a favor de los blancos, Barcelona respondió con temple. Al minuto 84, Ferrán Torres igualó el marcador, tras una jugada colectiva iniciada por Lamine Yamal, quien firmaba así su segunda asistencia de la noche.

Un final de infarto, aunque también hubo espacio para la controversia: en el tiempo de adición, una caída de Raphinha dentro del área encendió la alarma de penalti, pero tras la revisión del VAR, el árbitro descartó la falta y amonestó al brasileño por simulación.

La tensión llevó el duelo a la prórroga, donde el desgaste físico se hizo notorio en ambos bandos. Cuando ya se vislumbraban los penales como desenlace, apareció Jules Koundé para cambiar el destino. Al minuto 115, el defensor francés soltó un latigazo desde fuera del área que sorprendió a Courtois y desató la locura azulgrana en Sevilla.

Real Madrid no tuvo respuestas tras ese golpe, y el pitazo final selló la coronación de Barcelona en un clásico que tuvo de todo: goles espectaculares, remontadas, polémica y un campeón que supo golpear en el momento justo, pero deja más dudas que certezas en el equipo blanco, que ahora solo puede pensar en el rentado local para salvar su temporada. 

 

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