Falcao le cumplió la promesa a Javier Acosta tras su primer gol con Millonarios

El gol de Radamel Falcao en el partido ante Patriotas, disputado en la ciudad de Villavicencio, trascendió más allá de lo futbolístico y de lo individual, convirtiéndose en un emotivo homenaje y un gesto de profunda humanidad. 

Falcao, al anotar su primer gol con la camiseta de Millonarios, igualó el récord de Víctor Hugo Aristizábal como máximo goleador colombiano en la historia, pero fue el contexto en el que sucedió lo que hizo de este momento algo inolvidable.

El samario había llegado a Millonarios con la ilusión de defender los colores del equipo de sus amores, y tras el grito que logró ante Patriotas, inscribió su nombre en la historia del equipo pues tuvo un significado mucho mayor. 

Días antes del encuentro, Radamel estableció una promesa con Javier Acosta, un reconocido hincha 'Embajador' que, tras luchar contra una dura enfermedad, decidió despedirse del mundo bajo la eutanasia. Javier, quien falleció el pasado viernes, había tenido un último encuentro con su ídolo, en el cual ambos oraron juntos, a través de videollamada. 

Esa promesa se cumplió en Villavicencio. Al minuto 56 del partido, Falcao aprovechó una combinación entre Daniel Cataño y Félix Charrupí, y con la frialdad que lo caracteriza, envió el balón al fondo de la red, logrando así su primer gol con Millonarios. 

Sin embargo, más allá de la alegría de haber anotado y de igualar el récord histórico de goles, el momento más conmovedor llegó en su celebración. Radamel señaló al cielo y levantó una camiseta que llevaba la leyenda "Javier Acosta nunca te olvidaremos", cumpliendo así su promesa y regalando un gesto que resonó en los corazones de todos los presentes.

Este acto de Falcao no solo lo consolidó aún más como ídolo de la hinchada de Millonarios, sino que también demostró su gran calidad humana. Falcao dejo en evidencia que el fútbol puede ser una plataforma para honrar la vida y brindar consuelo en momentos de dolor.

Su gol, más allá de las estadísticas y del récord logrado, se convirtió en un símbolo de esperanza y amor por el prójimo, dejando una marca imborrable en la familia de Javier Acosta y en toda la afición 'Embajadora'.