Castración de tu mascota: cuidados, riesgos y cambios

Son muchos los mitos que surgen alrededor del tema de la castración de las mascotas, que varían entre la edad ideal para realizar este tipo de procedimiento, los cambios que pueden surgir en tu mascota, o incluso, sobre lo perjudicial que puede llegar a ser. 

No obstante, para nadie es un secreto que se trata de una práctica responsable para evitar algunos problemas de salud o comportamientos indeseados más adelante, llegando a prolongar la vida hasta dos años más. 

En los felinos lo ideal es que este proceso se realice entre los cinco y los ocho meses de edad y en los perros desde los seis meses. De hecho, algunos expertos recomiendan que en las hembras esto se realice antes del primer celo para evitar que se desarrollen enfermedades como el cáncer de mama y algunos otros trastornos hormonales.

Riesgos

La probabilidad de tener alguna complicación en este proceso no es muy alta, aunque tampoco es nulo. La obesidad suele ser una de las mayores preocupaciones en los dueños de mascotas que desean realizarles este procedimiento, sin embargo, esto se debe más a la falta de ejercicio y a las falencias en la alimentación. 

Cuidados post-operatorios

• Debes ubicar a tu mascota en un lugar limpio para que pueda reposar y no corra ningún tipo de riesgo de golpearse durante su recuperación.
• Lo ideal es que utilice un collar isabelino para que no se lastime la herida, ni se la infecte al intentar lamerse.
• Debes limpiar su herida cada día para que no se infecte, de dos a tres veces; para ello, es importante que utilices una gasa y un cicatrizante que te recomiende el veterinario.
• Debes suministrarle sus antibióticos y analgésicos según las recomendaciones del profesional.
• No le permitas que haga movimientos bruscos para que no se lastime.

Cambios después de la operación

• Los perros que tienen conductas agresivas pueden llegar a corregir su comportamiento; sin embargo, esto no sucede en el 100% de los casos.
• Hay comportamientos no deseados en tu mascota que pueden no estar relacionados con la testosterona, por lo que puede que no se vean modificados con la castración o la esterilización.
• Su actitud juguetona, atlética o protectora no se verá para nada alterada. 
• Los machos pueden corregir algunas situaciones como el marcar territorio con la orina.