Por ley, los sistemas de energía regulada deben ser reciclados 

A medida que pasa el tiempo, estos sistemas han logrado disminuir el consumo de energía en las compañías, pasando de 15 al 1%.

Se requiere manejo ecológico al final de la vida útil de cada equipo. Foto: Pixabay
Se requiere manejo ecológico al final de la vida útil de cada equipo. Foto: Pixabay

A medida que pasa el tiempo, estos sistemas han logrado disminuir el consumo de energía en las compañías, pasando de 15 al 1%.

Aunque muchas de las empresas medianas y pequeñas desconocen el manejo responsable de los sistemas de energía regulada, por la Ley 1672 de 2013 de Gestión Integral de residuos de aparatos eléctricos y electrónicos (RAEE), las compañías proveedoras de dichos productos están obligadas a darles un manejo ecológico al final de su vida útil.

Esta actividad, sumada a un mantenimiento adecuado de los equipos, logra ahorros económicos para las compañías, porque además de evitar el uso innecesario de electricidad, disminuye las pérdidas que puedan generarse por fallas en las operaciones.

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Los sistemas de energía regulada no solo mitigan las sobrecargas producidas por los picos y valles, también son un respaldo importante cuando el servicio se suspende por motivos externos a las empresas.

Asegura Guillermo Arturo Varón, gerente de proyectos de UPSISTEMAS, compañía líder en integración de Infraestructura tecnológica en Colombia, que la falta de este respaldo puede acarrear millones de dólares en pérdidas en un sector como el de telecomunicaciones, mientras que para una clínica, los riesgos reputacionales y de demandas son bastante altos por tratarse de vidas humanas.

En palabras de Varón, los equipos de la marca pueden lograr ahorros energéticos que oscilan entre 10 y 15%, cifras que en una operación siete por 24 como la de un data center, pueden traducirse a 10.000 o 15.000 dólares.

“Para nombrar un dato suelto, una empresa de telecomunicaciones preveía que las pérdidas por fallas en su data center podían ascender a 100 mil dólares por minuto, estamos hablando de una empresa que facturaba unos 100 millones de dólares al mes. Entonces perdía un 1% por cada minuto que estaba fuera de línea. En una empresa más tradicional esto puede generar disminución en la productividad y aunque en cada sector varía un poco,  por fallas no atendidas en el sistema de energía se pueden perder fácilmente de 5 a 10% de las ventas mensuales”, explicó Varón

Hugo Pachón, Director de Ingeniería y Proyectos en UPSISTEMAS, recomienda a las empresas buscar compañías que ofrezcan garantías sobre los equipos, durante y al final de su vida útil, es decir, que lleven a cabo procesos de disposición final de las partes. Por ejemplo, que las baterías de las UPs, que en general están hechas de plomo ácido y son altamente contaminantes, sean recicladas.

En Colombia la Ley 1672 de 2013 que establece los lineamientos para la Gestión Integral De Residuos De Aparatos Eléctricos y Electrónicos (RAEE), reglamenta que cualquiera que venda una batería contaminante debe tener los recursos para disponer de ella de forma adecuada, pero en la práctica esta ley no se cumple por desconocimiento de los compradores, en estos casos las compañías, sobre todo las pyme, no saben qué hacer con los equipos al final de su vida útil.

“El impacto medio ambiental se minimiza en la medida en que se involucran empresas serias con conocimientos claros sobre la disposición final adecuada, en este caso a través de un tercero que sepa qué hacer con el plomo, el ácido y el plástico, que son los principales componentes de una UPS”, dijo Deaza.

Recalcó que las compañías pueden escoger sistemas de energía regulada que sean respetuosos con el medio ambiente, que incluyan procesos de reciclaje, de eficiencia, que garanticen su mantenimiento y manejo adecuado al final de la vida útil.

“Insistimos en que el tema de energía regulada no es un lujo y todas las pymes deberían adoptarlo”, aseguró Varón.

Añadió que en el caso de UPSISTEMAS, la empresa ha desarrollado convenios con diferentes partners locales, que brindan disposición final a los equipos en plantas certificadas, allí separan los residuos en tres grandes componentes: la carcaza plástica, que es reciclable; el ácido, que no se recicla; y el plomo, que es uno de los componentes principales y se reutiliza en su estado menos puro para aleaciones con otros materiales.