Las 7 alteraciones visuales más frecuentes después de los 40
Visión borrosa, destellos, colores alrededor de la luz, cambios en el
color o forma de las imágenes, aparición de manchas en el campo visual,
son los síntomas más frecuentes luego de los 40 años.

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Visión borrosa, destellos, colores alrededor de la luz, cambios en el
color o forma de las imágenes, aparición de manchas en el campo visual,
son los síntomas más frecuentes luego de los 40 años.
La optómetra Nancy Piedad Molina, docente Investigadora de la Facultad de Ciencias de la Salud de la Universidad de La Salle, advierte sobre algunas enfermedades visuales que con frecuencia padecen los adultos y los adultos mayores.
“Los problemas oculares aumentan de forma considerable en la adultez y en la tercera edad, por lo anterior, es preciso asistir por lo menos una vez al año a controles de optometría y oftalmología, y estar muy atento a cualquier cambio notorio en la visión para consultar de inmediato con el especialista”, explica Molina.
Según la especialista, hay siete alteraciones comunes en la adultez y la tercera edad. A continuación algunas características generales, que podrían servir de guía para identificarlas.
1. Si nota que se le empezaron a “alargar los brazos” es un síntoma de presbicia. “Este problema se manifiesta frecuentemente en personas mayores de 40 años, producto del deterioro progresivo y natural del paso del tiempo y se manifiesta en la pérdida de la capacidad para ver claramente objetos pequeños a distancias cercanas”, explica Molina. El defecto puede compensarse con el uso de anteojos formulados por el optómetra.
2. En adultos entre 40 y 50 años es común la falta de producción de lágrimas, esto ocasiona resequedad en los ojos, situación que se conoce comúnmente como “ojos secos”, que produce incomodidad, quemazón o picazón y algunas veces disminución de la calidad de la visión.
3. Cambios en la posición y textura de los párpados, asociado con exceso de luz, viento o temperatura pueden causar lagrimeo constante.
4. Cataratas: “Es la opacificación del cristalino, órgano interno del ojo, que conduce a tener una visión pobre en la noche, halos alrededor de las luces y sensibilidad al resplandor, en algunos casos también afecta la visión de día”, explica la optómetra. “Esta enfermedad puede corregirse a través de una cirugía en la que se retira el cristalino opaco y en su lugar se implanta un lente biocompatible que lo reemplaza”, agrega.
5. El glaucoma. Según Molina “consiste en el aumento de la presión en el ojo, lo que paulatinamente afecta las fibras del nervio óptico llevando a una pérdida en el campo de visión y en algunos casos a la ceguera”.
6. La retinopatía secundaria a diabetes o hipertensión arterial que puede producir pérdida progresiva de la visión.
7. Por último, pero no menos común, la degeneración macular que consiste en la pérdida de la visión central, causando visión borrosa, distorsionada y alteración de la percepción de los colores.
“Los problemas oculares aumentan de forma considerable en la adultez y en la tercera edad, por lo anterior, es preciso asistir por lo menos una vez al año a controles de optometría y oftalmología, y estar muy atento a cualquier cambio notorio en la visión para consultar de inmediato con el especialista”, explica Molina.
Según la especialista, hay siete alteraciones comunes en la adultez y la tercera edad. A continuación algunas características generales, que podrían servir de guía para identificarlas.
1. Si nota que se le empezaron a “alargar los brazos” es un síntoma de presbicia. “Este problema se manifiesta frecuentemente en personas mayores de 40 años, producto del deterioro progresivo y natural del paso del tiempo y se manifiesta en la pérdida de la capacidad para ver claramente objetos pequeños a distancias cercanas”, explica Molina. El defecto puede compensarse con el uso de anteojos formulados por el optómetra.
2. En adultos entre 40 y 50 años es común la falta de producción de lágrimas, esto ocasiona resequedad en los ojos, situación que se conoce comúnmente como “ojos secos”, que produce incomodidad, quemazón o picazón y algunas veces disminución de la calidad de la visión.
3. Cambios en la posición y textura de los párpados, asociado con exceso de luz, viento o temperatura pueden causar lagrimeo constante.
4. Cataratas: “Es la opacificación del cristalino, órgano interno del ojo, que conduce a tener una visión pobre en la noche, halos alrededor de las luces y sensibilidad al resplandor, en algunos casos también afecta la visión de día”, explica la optómetra. “Esta enfermedad puede corregirse a través de una cirugía en la que se retira el cristalino opaco y en su lugar se implanta un lente biocompatible que lo reemplaza”, agrega.
5. El glaucoma. Según Molina “consiste en el aumento de la presión en el ojo, lo que paulatinamente afecta las fibras del nervio óptico llevando a una pérdida en el campo de visión y en algunos casos a la ceguera”.
6. La retinopatía secundaria a diabetes o hipertensión arterial que puede producir pérdida progresiva de la visión.
7. Por último, pero no menos común, la degeneración macular que consiste en la pérdida de la visión central, causando visión borrosa, distorsionada y alteración de la percepción de los colores.
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