Los 5 mandamientos del deseo en pareja

Para preservar el deseo en la pareja se recomienda desarrollar la llamada inteligencia erótica. Terapeuta de pareja, Esther Perel nos da las claves para conjugar en casa pasión y bienestar.

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Para preservar el deseo en la pareja se recomienda desarrollar la llamada inteligencia erótica. Terapeuta de pareja, Esther Perel nos da las claves para conjugar en casa pasión y bienestar.

Descubre estos cinco mandamientos y aprende a desarrollar la inteligencia erótica.

1. Evitarás la necesidad de seguridad
Según Perel, “parecería que la pasión y la seguridad son necesidades fundamentales pero distintas, que nos empujan en direcciones opuestas”. Dicho de otro modo, nuestro instinto nos dice que nidifiquemos y que, al mismo tiempo, salgamos a descubrir el mundo. Resultado: en un comienzo, el bienestar afectivo al cual aspiramos enciende la llama del deseo sexual pero pasado un tiempo la apaga.

Solución: “La ideal sería alternar los periodos de audacia y riesgo con los de gran estabilidad”, sugiere la experta. Lo cual equivale a establecer un puente entre responsabilidad y libertinaje y a cruzarlo, evidentemente, juntos. Ambiente: para alimentar las fantasías, puedes lavar los platos vestida con unos tacones de aguja o hacer el amor en el coche antes de dejar a tu chico en la estación de tren.

2. Cultivarás la distancia
Este es el segundo mandamiento base de la terapeuta: todo lo que contribuye a crear una intimidad agradable no necesariamente favorece una sexualidad satisfactoria. En decir, un aumento de la intimidad afectiva puede debilitar el deseo sexual. La culpa, una vez más, la tienen nuestras necesidades fundamentales y contradictoria: la de estar juntos cohabita con la de separase. Así, creamos lazos casi fusionales y después buscamos despegarnos. No hay nada de sorprendente en esto. Cuando la libertad y la espontaneidad necesarias para que el deseo se manifieste se hipotecan, corremos el riesgo de inhibirnos sexualmente.

Solución: para seguir gozando del sexo es importante tomar algo de distancia en el seno de la relación. Perel propone combinar los momentos de gran intimidad y proximidad con los de alejamiento, durante los cuales poder concentrarse en las propias necesidades para volverse despreocupados, espontáneos y activos sexualmente. ¡Como al principio!

3. Dejarás de hacer tantas confidencias
“Las confidencias en pareja suponen un conocimiento ilimitado de los pensamientos íntimos de la persona amada”, señala Perel. Ahora bien, saberlo todo sobre el otro no es el mejor método para construir una relación sexual armoniosa, entre otras cosas porque priorizar el lenguaje como vía de comunicación pone a los hombres en desventaja y encierra a las mujeres en una sexualidad reprimida. Como si ellas no fueran capaces de expresarse con el cuerpo.

Solución: la terapeuta propone no decirse todo y cederle la palabra al cuerpo, más apto que la cabeza para sentir deseo. Después de todo, ¿por qué encerrarse en la prisión de las palabras, a menudo limitadas, para dar expresión al erotismo?

4. Renunciarás a la utopía de la igualdad

Sin desvalorar todas las conquistas obtenidas por los movimientos feministas, Perel insiste en los defectos de “una sexualidad igualitaria y respetuosa, pero exenta de las expresiones de poder, agresividad y transgresión, contraria a los deseos eróticos de los sexos”. Según la terapeuta, las negociaciones de poder forman parte de las relaciones humanas, y por lo tanto de la pareja.

Solución: erotizar las dinámicas de poder y autoridad en la relación afectiva puede resultar muy excitante. ¿Por qué no sucumbir a la atracción de los juegos –usar esposas, por ejemplo– para “someterse” al deseo del otro? Siempre de manera segura, claro.

5. Tendrás fantasías

Las fantasías se consideran hoy en día como un componente natural de una sexualidad adulta y sana. Para Perel, “combinan la historia personal de cada uno con los ámbitos más extensos del imaginario colectivo”. Al contener toda la profundidad y riqueza de nuestro imaginario erótico, poseen también los resortes de nuestra excitación.

Solución:
dale rienda suelta a las fantasías. El pensamiento erótico es difícil de controlar y suele centrarse en personas que encarnan una sexualidad desbocada y que nos permiten disfrutar sin que se interpongan las complejas emociones de la intimidad de pareja. La imaginación llena ese vacío que existe entre lo que es posible y lo que se permite.

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