Novena de Aguinaldos: consideración del día 2, una reflexión para fortalecer la unión familiar este 17 de diciembre

La consideración del día 2 de la Novena de Aguinaldos invita a la unión familiar y a vivir el verdadero sentido de la Navidad este 17 de diciembre.

Por: Alexandra Méndez • Colombia.com
Novena de Aguinaldos: consideración del día 2. Foto: Shutterstock
Novena de Aguinaldos: consideración del día 2. Foto: Shutterstock

La consideración del día 2 de la Novena de Aguinaldos invita a la unión familiar y a vivir el verdadero sentido de la Navidad este 17 de diciembre.

En antesala a la navidad, miles de hogares colombianos se reúnen noche tras noche para rezar la novena de aguinaldos, una tradición religiosa cuya intención es recordar el camino de fe, humildad y esperanza que atravesaron la Virgen María y San José antes del nacimiento del Niño Jesús. 

La novena de aguinaldos está compuesta por cuatro oraciones, una consideración diaria y 12 gozos, que se rezan en un orden determinado: oración para todos los días, consideración del día, gozos, oración a la Virgen María, oración a San José, y por último la oración al Niño Jesús.

Para este 17 de diciembre, corresponde la lectura de la consideración del día 2 de la Novena de Aguinaldos, que invita a la reflexión sobre el misterio de la Encarnación y la aceptación de la voluntad de Dios por parte de la Virgen María.

El día 2 de la novena recuerda que el Niño Jesús, aunque no había nacido físicamente, ya habitaba el mundo, y que el Arcángel San Gabriel fue el encargado por orden de Dios para pedir a María su consentimiento para la Encarnación.

Novena de aguinaldos: consideración del día 2 para el 17 de diciembre 

El Verbo Eterno se halla a punto de tomar su naturaleza creada en la santa casa de Nazaret, en donde moraban María y José. Cuando la sombra del decreto Divino vino a deslizarse sobre ella, María estaba sola y engolfada en la oración. Pasaba las silenciosas horas de la noche en la unión más estrecha con Dios; y mientras oraba, el Verbo tomó posesión de su morada creada.

Sin embargo, no llegó inopinadamente: antes de presentarse envió a un mensajero, que fue el Arcángel San Gabriel para pedir a María de parte de Dios su consentimiento para la encarnación. El creador no quiso efectuar ese gran misterio sin la aquiescencia de su criatura.

Aquel momento fue muy solemne: era potestativo en María rehusar... Con qué adorables delicias, con qué inefable complacencia aguardaría la Santísima Trinidad a que María abriese los labios y pronunciase el "sí" que debió ser suave melodía para sus oídos, y con el cual se conformaba su profunda humildad a la omnipotente voluntad divina.

La Virgen Inmaculada ha dado su asentimiento. El arcángel ha desaparecido. Dios se ha revestido de una naturaleza creada; la voluntad eterna está cumplida y la creación completa. En las regiones del mundo angélico estalla el júbilo inmenso, pero la Virgen María ni le oía ni le hubiese prestado atención a él. Tenía inclinada la cabeza y su alma estaba sumida en el silencio que se asemejaba al de Dios. El Verbo se había hecho carne, y aunque todavía invisible para el mundo, habitaba ya entre los hombres que su inmenso amor había venido a rescatar.