Santo del día: oración a Nuestra Señora del Perpetuo Socorro para pedir su auxilio en momentos difíciles

Nuestra Señora del Perpetuo Socorro, también conocida como Nuestra Señora del Perpetuo Auxilio, es una advocación de la Virgen María representada por una pintura de estilo bizantino originaria del siglo XIII. En la imagen se aprecia a la Virgen sosteniendo al Niño Jesús, quien parece asustado mientras los ángeles San Miguel y San Gabriel le muestran los instrumentos de la Pasión: la cruz, los clavos, y la lanza.

Su historia se remonta al año 1300, cuando un pintor en la isla de Creta decidió representar a la virgen como un símbolo de protección y ayuda divina. La imagen original se encuentra en la iglesia de San Alfonso, en Roma, desde 1866.

El nombre “Nuestra Señora del Perpetuo Socorro” hace referencia a la protección continua de la Virgen María sobre quienes le rezan con fe, pidiendo ayuda en momentos difíciles, enfermedades, peligros o problemas graves.

Cada elemento en el cuadro original tiene un significado especial: el rostro sereno de la virgen representa la aceptación del sufrimiento futuro de su Hijo, el Niño Jesús con una sandalia colgando simboliza su huida temerosa, los Ángeles representan la guianza y protección y la estrella en el velo representa su rol como guía hacia Cristo.

La iglesia católica celebra a Nuestra Señora del Perpetuo Socorro cada 27 de junio, día en que esta advocación es especialmente venerada y conmemorada por los misioneros redentoristas y en países de gran devoción mariana como Filipinas, México, Perú, Venezuela, Colombia y Nicaragua.

Muchos fieles y creyentes acuden a esta Virgen para pedir sanación de enfermedades físicas y espirituales, protección contra peligros, ayuda en problemas económicos, legales o familiares, consuelo en el duelo o la desesperanza e intercesión por hijos y seres queridos. A continuación te compartimos una poderosa oración de la web Devocionario.com para que puedas invocar a Nuestra Señora en su día.

Oración a Nuestra Señora del Perpetuo Socorro

Santísima y siempre pura Virgen María, Madre de Jesucristo, Reina del mundo y Señora de todo lo creado; que a ninguno abandonas, a ninguno desprecias ni dejas desconsolado a quien recurre a Ti con corazón humilde y puro. 

No me deseches por mis gravísimos e innumerables pecados, no me abandones por mis muchas iniquidades, ni por la dureza e inmundicia de mi corazón me prives de tu gracia y de tu amor, pues soy tu hijo. 

Escucha la oración de este pecador que confía en tu misericordia y piedad: socórreme, piadosísima Madre del Perpetuo Socorro, de tu querido Hijo, omnipotente Dios y Señor nuestro Jesucristo, la indulgencia y la remisión de todos mis pecados y la gracia de tu amor y temor, la salud y la castidad y el verme libre de todos los peligros de alma y cuerpo. 

En los últimos momentos de mi vida, sé mi piadosa auxiliadora y libra mi alma de las eternas penas y de todo mal, así como las almas de mis padres, familiares, amigos y bienhechores, y las de todos los fieles vivos y difuntos, con el auxilio de aquel que por espacio de nueve meses llevaste en tu purísimo seno y con tus manos reclinaste en el pesebre, tu Hijo y Señor nuestro Jesucristo, que es bendito por los siglos de los siglos. Amén.