Este hombre vivió en un pulmón de acero por más de 70 años: ¿cómo logró sobrevivir?
Paul Alexander se convirtió en modelo de superación, pues pese a no tener movilidad por estar conectado a una máquina de gran tamaño decidió vivir su vida como una persona normal.
Paul Alexander se convirtió en modelo de superación, pues pese a no tener movilidad por estar conectado a una máquina de gran tamaño decidió vivir su vida como una persona normal.
El pasado miércoles 13 de marzo, el mundo entero conoció la noticia del fallecimiento de Paul Alexander, la última persona en el mundo que vivía con asistencia de un ‘pulmón de acero’, tras haberse contagiado de polio en 1952.
Su historia fue realmente sorprendente e inspiradora, pues a sus 8 años contrajo la enfermedad, pero esta no le impidió seguir luchando por su vida. Paul permaneció más de 70 años en este caparazón que le permitía respirar adecuadamente.
“Paul Alexander, ‘El hombre del pulmón de acero’, falleció ayer. Después de sobrevivir a la polio cuando era niño, vivió más de 70 años dentro de un pulmón de hierro. En ese tiempo, Paul fue a la universidad, se convirtió en abogado y publicó libros”, informó la página GoFundMe de Alexander.
La polio es, según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos, “una enfermedad discapacitante y potencialmente mortal causada por el virus de la poliomielitis o poliovirus”. Generalmente, se transmite de una persona a otra y puede infectar la médula espinal causando parálisis corporal.
Cuando Paul contrajo la enfermedad tuvo que someterse a una traqueotomía para poder respirar; sin embargo, la mejor opción para los especialistas fue introducirlo en un pulmón de acero para que pudiera tener una mejor asistencia.
Para el año 1959, de acuerdo con lo informado por el 'New York Post', más de mil estadounidenses necesitaban un pulmón de acero para sobrevivir. No obstante, el uso de estas máquinas disminuyó con la introducción de la vacuna contra la poliomielitis. En 2014, únicamente 10 personas en Estados Unidos seguían utilizando esta tecnología para vivir.
Paul se convirtió en modelo de superación, pues pese a no tener movilidad decidió vivir su vida como una persona normal, incluso entró a la Universidad Metodista del Sur, donde tomó clases cortas en silla de ruedas. Además, escribió un libro con un bolígrafo en su boca, lo que le tomó 5 años.
Este hombre nunca se rindió, aprendió a respirar como una rana, y así pudo continuar sus estudios llegando a terminar hasta un doctorado en derecho en la Universidad de Texas en Austin.