Los incendios forestales no se apagan en el Amazonas

Cuando alguien se atrevía a afirmar o a vaticinar que la selva amazónica sería tan solo un buen recuerdo si la deforestación y los incendios se seguían produciendo en ella, muchos se iban en contra de quien pronunciaba dichas palabras y lo consideraban exagerado, pues resulta que al paso que vamos, esos comentarios parecerán una dura sentencia contra una región que no para de arder.

El mundo vio algo positivo durante estos meses de pandemia porque con el cese de muchas operaciones del hombre, la contaminación disminuyó y el planeta y sus formas de vida han tenido un respiro, pero la región del Amazonas parece no tener remedio porque su deforestación no cesa, sino que, por el contrario, aumenta.

En estas últimas semanas se han presentado incendios de difícil control, pero lo que no lo ha tenido es el poder destructivo del hombre, que no parece comprender que el llamado pulmón del planeta se está muriendo y que esto traerá consecuencias nefastas para todo el planeta.

Se le llama pulmón del mundo al Amazonas porque el oxígeno que se produce en esta zona es inmensamente superior al que se genera en otros lugares del planeta y cuando se producen los incendios en este gran santuario de la biodiversidad, el humo es llevado por los vientos, no solo a los países vecinos, sino incluso, hasta lugares lejanos, y todo esto influye en el clima mundial.

La zona conocida como el Pantanal en Brasil se ha visto muy afectada, casi que de forma dramática porque los incendios en esa zona han aumentado en un 220%, en comparación con otros años.
La selva amazónica es monitoreada vía satélite desde el espacio, y este registró para el mes de agosto de este año cerca de 30 mil focos de incendio, una cifra que no parece disminuir, sino que tristemente crece sin que, las autoridades del país más grande de Sudamérica, puedan hacer algo importante.

El gobierno de Jair Bolsonaro, presidente brasileño ha sido muy criticado porque su posición frente a la devastación del Amazonas ha sido blanda, hay que saber que los intereses económicos en esta zona abarcan la explotación maderera, los yacimientos petrolíferos y de todo tipo de minerales, agua y tráfico de animales, un movimiento multimillonario que muchos quieren mantener a costa del bienestar animal y de la vida en general.

El mundo tiene sus ojos puestos en Brasil, un país que tiene unos números muy altos en materia de Covid-19, y que ahora es protagonista de un incendio permanente.