Por: Redacción Actualidad • Colombia.com

Siria: 10 años de una guerra que parece no tener fin

Siria cumple 10 años de una guerra que parece no tener fin, una década en que el territorio ha sido el campo de pruebas de las armas de las potencias que justifican sus acciones, pero no se avizora la paz.

Gran parte del territorio sirio se encuentra en ruinas mientras la gente trata de sobrevivir. Foto: Twitter @mikelayestaran
Gran parte del territorio sirio se encuentra en ruinas mientras la gente trata de sobrevivir. Foto: Twitter @mikelayestaran

Siria cumple 10 años de una guerra que parece no tener fin, una década en que el territorio ha sido el campo de pruebas de las armas de las potencias que justifican sus acciones, pero no se avizora la paz.

Ninguna guerra se justifica, no hay excusa para el horror y la destrucción, pero ante las palabras y manifestaciones de rechazo, la cabalgata de la muerte sigue rauda en un territorio cuyo escenario solo da espacio para el terror, y así ha sido durante los últimos diez años.

Las violaciones a los Derechos Humanos ha sido la contante en un sinsentido que tiene varios protagonistas, pero cuyas víctimas parecen no tener dolientes, el mundo clama por una paz definitiva y los esfuerzos no son suficientes porque cada quien quiere obtener réditos del sufrimiento humano.

Toda esta espiral de muerte y destrucción se inició un 15 de marzo de 2011 como una manifestación en favor de la democracia en la ciudad de Deraa en el sur del país, pero para el gobierno de Bahar Háfez al-Ásad, presidente desde el año 2000 y sucesor de su padre, Háfez al-Ásad, reprsentó una amenaza para su poder y por eso la reprimió desde el primer instante con dureza.

Las manifestaciones que exigían la renuncia del presidente se intensificaron por todo el país, al igual que la violencia y la represión, la oposición tomó las armas originando una guerra civil, que diez años después no para.

Las potencias extranjeras apoyaron a rebeldes y oficialistas con armas y combatientes, y para acabar de enrarecer el ambiente, las organizaciones yihadistas como el Estado Islámico y Al-Qaeda se involucraron con extrema violencia.

La guerra obligó a más de la mitad de la población de Siria a huir a donde fuese necesario para ponerse a salvo y el país se sumió en la miseria, 500 mil personas han muerto en una década y como es costumbre, los más débiles como los niños han resultado ser las principales víctimas.

El Observatorio Sirio para los Derechos Humanos no solo cuenta entre las víctimas a caídos en combates y bombardeos, también registra un inmenso número de fallecidos en las cárceles del régimen sirio, que con tortura como su arma más letal ha sembrado la desolación, el terror y la desesperanza.

El Líbano, Jordania y Turquía han tenido que convertirse obligadamente en el nuevo hogar de residencia de millones de sirios, extendiendo las dificultades de la guerra al vecindario, una tierra que tradicionalmente enciende la mecha de la violencia y que difícilmente muestra la luz de la paz.

10 países europeos han recibido la mayor cantidad de solicitudes de asilo, el país está en ruinas y la gente vaga errante mientras las potencias deciden las justificaciones para un nuevo bombardeo y yihadistas, gobierno, rebeldes y kurdos se reparten el dominio de las ciudades.

Una década de guerra en Siria y ante la indiferencia de gran parte de la población mundial, el derramamiento de sangre parece no tener fin.