Por: Juan Carlos García Sierra • Colombia.com

A dos ladrones en una localidad de Bogotá se les quemó el pan en la puerta del horno

Dos delincuentes no fueron por lana, sino por el pan y los celulares de los visitantes de una panadería, pero el pan se les quemó en la puerta del horno porque los asaltados resultaron ser Policías que rápidamente reaccionaron.

Actualización
Dos ladrones robaban en una panadería y no contaban con que sus víctimas eran policías. Foto: Pixabay
Dos ladrones robaban en una panadería y no contaban con que sus víctimas eran policías. Foto: Pixabay

Dos delincuentes no fueron por lana, sino por el pan y los celulares de los visitantes de una panadería, pero el pan se les quemó en la puerta del horno porque los asaltados resultaron ser Policías que rápidamente reaccionaron.

La delincuencia en Bogotá y en cualquier ciudad de Colombia no descansa ni deja por fuera de su alcance cualquier establecimiento comercial, así se pudo comprobar en la localidad de Suba al noroccidente de la capital de la República, una zona popular, que como casi todas, padece el azote de los robos, los cuales se ha incrementado enormemente durante la época de pandemia.

Una panadería, un lugar muy visitado por los ciudadanos fue el escenario de un robo que tuvo un final feliz, pero no para los delincuentes por haber logrado su cometido, sino porque lograron ser detenidos sin que hubiese necesidad de llamar a la Policía, porque sencillamente esta ya se encontraba allí.

Infortunadamente los robos en esta localidad son pan de cada día y los ciudadanos son asaltados a cualquier hora, hay enorme registro de robo a vehículos, casas, establecimientos públicos y atracos en plena vía, siendo los teléfonos celulares apetecidos por los ladrones como si se tratara de pan caliente.

Cuando en una panadería de la localidad de Suba el día transcurría con normalidad, un hombre ingresó, dio un vistazo como si fuese un cliente atraído por el olor del pan recién horneado, y se fue, quizás indeciso por no saber qué hogaza llevaría a casa, pero no fue así; al instante el hombre ingresó junto con un compinche y con armas de fuego intimidaron a dos hombres que se encontraban en el interior del establecimiento.

El hombre que había dado un vistazo y que no era ningún pan de Dios, lo que realmente hizo fue cerciorarse de que hubiese víctimas con objetos para robar, y efectivamente, dos hombres esperaban algún roscón o una mogolla chicharrona mientras daban un vistazo a sus celulares de alta gama, entonces los delincuentes los despojaron de sus dispositivos portando armas de fuego.

Los ladrones no contaban con la astucia de los asaltados, porque estos no eran unos bizcochitos, sino agentes del Gaula de la Policía Nacional que compraban pan a esa hora como cualquier parroquiano que desea acompañar un café con leche con un amasijo, entonces desenfundaron sus armas y capturaron a los asaltantes, a quienes prácticamente se les quemó el pan en la puerta del horno.

Los asaltantes fueron puestos a disposición de las autoridades mientras se adelanta una investigación que compone el acto delincuencial, pero también el encontrarse portando armas de fuego.

La ciudadanía, e incluso, varios efectivos policiales se quejan porque muchos delincuentes capturados no son puestos a pan y agua, sino que recobran su libertad en lo que dura un merengue en la puerta de una escuela, porque la cuantía de los robos no es elevada, eso sucede especialmente con los hurtos de teléfonos celulares, elementos que, así como el pan, son ganados por la mayoría honradamente con el sudor de su frente y no con el de la de otros.