En canecas de basura red de trata de personas escondía a sus clientes en El Dorado

Un trabajo conjunto entre las autoridades colombianas y estadounidenses permitió la desarticulación de una banda que lograba transportar migrantes indocumentados desde Bogotá a la ciudad de Medellín para que continuaran su camino hacia Necoclí en el Urabá antioqueño hasta llegar a Panamá e iniciar la travesía por el tapón del Darién.

La curiosa forma de operar de esta red, que contaba como piezas claves a dos funcionarios que laboraban en el Aeropuerto El Dorado como operarios de aseo, o cuando menos así parecía, consistía en que introducían en las canecas a los indocumentados rechazados en los embarques aéreos y los sacaba del terminal a lugares públicos y despejados de las autoridades, para luego ofrecerles el servicio de transporte terrestre hasta el departamento de Antioquia, bien sea para Medellín o directamente hasta Necoclí.

Con toda tranquilidad los operarios escondían a los migrantes, en una grabación se ve cómo al ingresar a un ascensor, el operario abre la tapa para cerciorarse del estado de la persona en su interior y también para ultimar detalles.

Los dos operarios de aseo escaparon hacia los Estados Unidos cuando se dieron cuenta o fueron alertados de una investigación en su contra, viajaron hasta allí creyendo huir de la justicia colombiana, pero no tenían idea de que eran objetivo de la justicia norteamericana y allá fueron arrestados.

Una completa red

Las autoridades de Policía y los investigadores de los Estados Unidos pudieron constatar que la red de trata de migrantes estaba totalmente organizada porque esperaban a los migrantes en el departamento de Nariño en frontera con Ecuador y los llevaba hasta el Urabá antioqueño, pero contaba con hospedajes en el sur de Bogotá antes de emprender el viaje hasta límites con Panamá.

La red cobraba entre 2.000 y 5.000 dólares por persona para llevarlos hasta el Urabá y usaban rutas cercanas a Cali, Bogotá y Medellín, una vez allí, los migrantes ya deberían entenderse con encargados de otros ´servicios´ como lanchas, estadía en Necoclí y demás.

La migración ilegal en Colombia es un asunto que se sale de las manos de las autoridades colombianas. Incluso, el propio presidente Gustavo Petro indicó que el país necesita de la colaboración de otros países para poder hacer frente a esta grave problemática que solo enriquece a los coyotes y demás trabajadores de esta ´industria´ tipificada como trata de personas.

En el Urabá los encargados de la trata de migrantes son los miembros del clan del golfo que aprovechan que la presencia de la autoridad colombiana en la zona no cuenta con el número de efectivos ideal para frenar este ´negocio´.