Enseñanzas y no dinero: el legado familiar de Escobar que no se conocía

En entrevista exclusiva, Alba Marina Escobar desmonta el mito de la fortuna oculta y ensalza el legado fraterno. Esta es una nueva visión del capo.

Alba Marina Escobar asegura que las verdaderas enseñanzas de su hermano valen más que el dinero. Foto: Youtube
Alba Marina Escobar asegura que las verdaderas enseñanzas de su hermano valen más que el dinero. Foto: Youtube

En entrevista exclusiva, Alba Marina Escobar desmonta el mito de la fortuna oculta y ensalza el legado fraterno. Esta es una nueva visión del capo.

Desde la memoria familiar hasta las disputas por herencias ocultas, el relato de Alba Marina Escobar ofrece una versión distinta del mito que rodea a Pablo Escobar. Lejos de los millones enterrados, ella reivindica el legado de valores y enseñanzas como el verdadero tesoro de su hermano.

El valor de lo intangible

Alba Marina rompe con la idea de que los Escobar se beneficiaron de una fortuna secreta. “Lo más valioso que me dejó fue aprender a leer, a nadar y a montar en bicicleta”, recuerda con nostalgia. Para ella, ese legado personal contrasta con la imagen pública de un capo obsesionado solo con el dinero.

Acompañada por el recuerdo de una niñez en la que Pablo no escatimó en afecto, insiste en que buena parte de los recursos de la organización se invirtieron “en la gente”: en la construcción de un barrio y en ayudas sociales que, a su juicio, muestran otro rostro de su hermano.

“Él no vivía solo para acumular dinero; su ambición, en parte, fue mejorar el entorno de Antioquia”, señala.

Las caletas y la búsqueda de la verdad

Tras la muerte del capo en diciembre de 1993, Alba Marina emprendió un recorrido por las famosas caletas. En esos escondites, destinados a guardar documentos, armas y recursos, no halló ni un solo billete.

“Ni un dólar. Cuando escapó de Aguas Frías, no llevaba efectivo”, explicó, subrayando la incoherencia entre el mito del narcotraficante y la realidad de su manejo financiero. Solo una de esas caletas ocultaba 1,5 millones de dólares, suma que, según ella, envió inmediatamente a Victoria Eugenia Henao.

Este movimiento detonó un cisma familiar. Alba Marina se vio envuelta en acusaciones de robo por parte de su sobrino Juan Pablo Escobar (hoy Sebastián Marroquín), a quien reprocha la falta de perspicacia para descubrir al verdadero responsable del dinero extraviado. “Me dejaron mal parada sin pruebas”, lamenta.

Un puente roto con los herederos

La tensión con los hijos de Pablo es total. “No los considero mis sobrinos”, afirma con firmeza. Descalifica las memorias de Juan Pablo y las entrevistas de Victoria y Manuela, que, a su juicio, están plagadas de medias verdades. Para Alba Marina, traicionar una relación de cariño y apoyo por “ganarse unos pesos” es el mayor de los deslealtades.

Al cerrar este capítulo, deja claro que no retuvo ninguna propiedad. Devolver el penthouse que Pablo le regaló simboliza su falta de interés en poseer bienes ajenos. Con ello, defiende un legado más profundo que cualquier cifra en dinero: el de las enseñanzas y los recuerdos que, asegura, superan a los billetes más voluminosos.

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