Ordenan protección especial de la UNP para directores de 15 cárceles del país

Solo la muerte del director de la Cárcel Modelo de la ciudad de Bogotá, Elmer Hernández, ocurrida en la capital de la República como producto de un ataque sicarial, ha logrado que la seguridad de los directores de 15 cárceles del país haya sido tenida en cuenta.

En el país existe una gran concentración de presos, muchos de los cuales están recluidos en instalaciones penitenciarias que desbordan su capacidad, por lo tanto, el número de líderes delincuenciales alojados en estas es alto, lo cual pone en peligro la seguridad de sus directores, quienes se ven intimidados por las amenazas de estos contra sus vidas.

Las amenazas que había recibido Elmer Fernández fueron tenidas en cuenta luego de que se produjera su muerte, con lo cual varios directores y funcionarios del Inpec solicitaron protección debido a que lo que eran amenazas pasaron a ser una realidad cumplida con lo sucedido con el director de la Cárcel Nacional Modelo.

Augusto Rodríguez, director de la Unidad Nacional de Protección, anunció que 15 directores de cárceles en el país, entre ellas la de la Modelo, La Picota y El Buen Pastor en Bogotá, contarán con medidas especiales de protección ante los acontecimientos ocurridos en los últimos días.

Las medidas de protección ordenadas se producen luego de que se conociera que el director de la cárcel Nacional Modelo, Elmer Fernández, no contaba con protección, ni medidas especiales de seguridad, lo que facilitó el accionar de quienes atentaron contra su vida.

La Procuradora General de la Nación, Margarita Cabello, solicitó al Gobierno Nacional que se implementaran medidas especiales de seguridad para los directores de cárceles, varios de ellos amenazados por líderes delincuenciales, tal como ocurrió con Helmer Fernández, que previamente recibió panfletos en contra suya y la de su familia, presuntamente por parte de un detenido conocido como ´Pedro Pluma´.

El atentado contra Fernández, coronel en retiro de la Policía Nacional y natural de Piendamó, Cauca, puso sobre la mesa de discusión las difíciles condiciones en las que deben trabajar sus directores, muchos de ellos amenazados e intimidados por líderes delincuenciales que han hecho de los centros de reclusión, hoteles de lujo para ellos y sus lugartenientes.