Destino Final: El top de la mejor valorada a la peor valorada de la saga

El regreso de la franquicia renueva su mitología y alcanza la mejor calificación de toda la saga en Rotten Tomatoes La muerte nunca se fue, solo estaba esperando su momento.

Tras más de una década desde su última entrega, la franquicia Destino final regresa con fuerza a la pantalla grande con Lazos de sangre, una nueva apuesta que no solo amplía el universo de esta saga de terror sobrenatural, sino que además se convierte en la película mejor valorada de toda la serie según Rotten Tomatoes, con un sorprendente 92% de aprobación.

Bajo la dirección de Zach Lipovsky y Adam Stein, esta sexta entrega se zambulle de lleno en la mitología ya conocida por los fanáticos: las premoniciones, los accidentes evitados y el cobro ineludible que hace la Parca.

Pero en esta ocasión, el relato lleva el horror un paso más allá al introducir una línea familiar maldita, en la que incluso los descendientes de quienes desafiaron a la muerte se convierten en blanco de su venganza.

La Muerte como herencia: el nuevo giro de la saga

La historia se remonta a los años 60, cuando una joven llamada Iris evita la tragedia tras tener una visión del colapso de un restaurante. Décadas más tarde, su nieta Stefani comienza a sufrir pesadillas sobre aquel evento. Ambas descubren que no fue un accidente aislado: fue el inicio de una persecución que ha saltado generaciones.

Este nuevo enfoque revitaliza la narrativa al conectar directamente con los orígenes de la saga, incorporando guiños y referencias a las entregas anteriores. Los fans reconocerán múltiples easter eggs en un álbum de recortes que recopila muertes previas y pistas sobre cómo romper el ciclo.

Un detalle que emociona a los seguidores de hueso colorado es la presencia del misterioso coronel William Bludworth, el personaje que funcionó como guía macabra en filmes anteriores y que ahora aparece póstumamente, en un homenaje al fallecido Tony Todd.

Además del terror, Lazos de sangre destaca por devolver al centro de la conversación los miedos cotidianos que hicieron de Destino final un fenómeno cultural: situaciones comunes como una cama de bronceado o una operación ocular se convierten en auténticas trampas mortales.

Con su regreso triunfal, la saga confirma que su antagonista no necesita rostro: basta con un mal presentimiento y una sucesión de eventos desafortunados para recordarnos que nadie le escapa al destino.