PRESIDENCIA DE RAFAEL REYES PRIETO

Presidente Rafael Reyes Prieto

Presidente Rafael Reyes Prieto - Foto: The Library of Congress - flickr

Rafael Reyes fue elegido presidente de un país en ruina para el período 1904-1910, en unas elecciones donde no participaron los liberales, sólo las dos fracciones del conservatismo. Ejerció durante el período conocido como el Quinquenio Reyes o la Dictadura Reyes. Se posesionó con los lemas: «Paz, concordia y trabajo» y «Menos política, más administración», pero sus actos de gobierno rápidamente generaron oposición y él no demoró en actuar enérgicamente. Determinó destierros y confinamientos, sin importarle el partido al que pertenecían sus opositores, quienes muchas veces eran conservadores. Clausuró el Parlamento y convocó una Asamblea Nacional Constituyente, donde los liberales (minoría) participaron con todos sus derechos. La última guerra perseguía reformar la Constitución del 86, Reyes, investido de facultades extraordinarias, invitó a la nación a una reforma de la Carta Magna.

La Asamblea, convocada el 1 de febrero de 1905, se instaló el 15 de marzo, y en menos de un mes dictó diez actos legislativos que suprimieron los cargos de vicepresidente y designado, al igual que el Consejo de Estado, y reformaron la Constitución, entre otras cosas, para que su período presidencial durara 10 años (1905 a 1914). Durante su gobierno hubo participación por primera vez de industriales y terratenientes, quienes modernizaron las políticas económicas de una sociedad atrasada materialmente. También se dictó la ley de representación de minorías, hecho fundamental que cambió el estilo de la lucha partidista y disminuyó las posibilidades de guerra, al permitir una participación más equitativa; además, fue el primer intento serio, desde 1886, por establecer relaciones más civilizadas entre los dos partidos. En acto legislativo de 1905, Reyes consagró, por primera vez en el país, la representación proporcional en los cuerpos colegiados. El programa político de Reyes se distinguió por su carácter centralista, dirigido a aumentar la participación del Estado en la economía y en los antiguos estados soberanos, los que en 1904 subyugó completamente para evitar que se formaran, en Antioquia, Santander y Cauca, fuertes centros de presión regionalista que alimentaran brotes separatistas como el que concluyó con la separación de Panamá.

Entre las obras que contribuyeron notablemente al desarrollo del país están: su política de monopolios fiscales de licores, tabaco y degüello; el impulso del financiamiento estatal para la inversión pública en caminos y carreteras con la creación del Ministerio de Obras Públicas, la promoción del ferrocarril de Girardot y la continuación del Capitolio; se ocupó de la instrucción pública, especialmente del sector obrero; restableció las relaciones con Venezuela; y se ocupó por estabilizar la moneda, para lo cual creó el Banco Central en 1905. La firma del tratado Averbury-Holguín en 1905 permitió, a través del crédito internacional, sanear la deuda externa del país y desarrollar la industria minera, textil y azucarera, las refinerías, las fábricas de alimentos, de vidrio, y papel; cultivar el banano, el café y el algodón, y proporcionar créditos bajos para la agricultura de exportación. Reyes profesionalizó y modernizó a las fuerzas armadas; en 1907 fundó la Escuela Militar de Cadetes de Bogotá y la Escuela Naval de Cartagena; en 1909 fundó la Escuela Superior de Guerra. En 1908 dividió al país en 34 departamentos y erigió a Bogotá como distrito especial. Desarmó a la población civil y estableció el monopolio de las armas por parte del Estado. Consagró el código de reconocimiento a los derechos de las minorías, buscando una paz que garantizara el progreso económico, al tiempo que en el exterior trataba de mejorar la imagen del país.

A finales del Quinquenio apareció la Unión Republicana, que aglutinaba a liberales y conservadores inconformes con el gobierno. Reyes emprendió viaje el 3 de junio, y camino de la Costa Atlántica, en Gamarra, encargó el mando al ex vicepresidente Ramón González Valencia, pero éste no aceptó; entonces, Reyes entregó el poder al general Holguín.