Maritza Rodríguez, actriz colombiana, relató cómo es vivir la guerra entre Israel y Palestina

La increíble rubia de ojos verdes que inició su carrera en la televisión el año 1996 entró al medio de comunicación encantando a todos los colombianos para luego apoderarse de las pantallas internacionales. Maritza Rodríguez, una barranquillera que se dio a conocer no solo por su talento, sino por su increíble belleza y su gran figura, era una de las malvadas favoritas de los espectadores en todas las novelas.

Hoy en día, la actriz muestra que ha hecho un drástico cambio en su vida, pues ya no se muestra como la mujer que solía mostrar sus curvas sin tapujos, de hecho, ya no muestra nada de su cuerpo. Después de conocer a Joshua Mintz, un empresario mexicano, la costeña decidió convertirse al judaísmo lo cual la ha hecho dedicarse aún más en su familia, alejándose casi del todo del mundo de la farándula.

La transformación es tan grande que ya no se da a conocer como Maritza Rodríguez, ahora se llama Sarah Mintz y en sus redes sociales ya no presume su aspecto físico como lo hacía antes, ahora se le ve mucho más conservadora. Ella era una de las grandes imágenes de reconocidas marcas de ropa interior y vestidos de baño, pero al llevar ahora una vida espiritual, considera que mostrar su piel es mantenerse en lo mundano y lo carnal.

Ahora bien, fue por medio de una entrevista con Día a Día en donde la barranquillera reveló cómo estaba viviendo esta complicada situación de guerra que se está dando en Israel, por lo que comentó, “estamos muy bien, tranquilos y en casa. Tal vez es porque Jerusalén es una ciudad santa para todas las religiones, yo lo veo así, que no mandan los misiles”.

En cuanto a su cambio de nombre, ella reveló, “Este nombre me empezó a resonar en el oído y volví del viaje con esa idea de haber encontrado mi nombre real, pero yo no me quería llamar así, porque Sarah se demoró mucho en dar a luz y yo quería tener a mis hijos ya”, cabe destacar que la actriz tiene dos mellizos, Akiva y Yehuda, quienes también tienen inculcado sus creencias.