Conoce al ‘Celadog', el canino que trabaja como vigilante en un centro comercial de Bogotá
El tierno canino trabaja junto a su dueño enterneciendo a todos los visitantes del centro comercial.

El tierno canino trabaja junto a su dueño enterneciendo a todos los visitantes del centro comercial.
La seguridad en edificios, conjuntos residenciales, fábricas o centros comerciales suele recaer en los vigilantes, hombres y mujeres que cumplen largas jornadas nocturnas o diurnas cuidando la integridad de las personas y los bienes. Aunque su labor es esencial, no siempre recibe el reconocimiento que merece.
En Bogotá, un guardia de seguridad de Chapinero ha logrado que su profesión se visibilice de una manera inesperada: gracias a su inseparable compañero de cuatro patas. Se trata de un perro criollo de casi tres años, llamado Jordán Ignacio, que se ha convertido en sensación en redes sociales por su particular estilo y carisma.
El canino acompaña diariamente a su dueño en el centro comercial donde trabaja y suele pasar la mayor parte del tiempo en la entrada, tomando el sol o curioseando a las personas que entran y salen. Lo llamativo es que no lo hace con un aspecto cualquiera: Jordán lleva puesto un uniforme de celador, hecho especialmente a su medida.
El tierno atuendo fue idea de su propietario, quien además de su labor como vigilante, tiene un pequeño emprendimiento dedicado a la confección de ropa para mascotas. Según contó en una entrevista con Citytv, la decisión de vestir a Jordán no solo respondió al cariño que le tiene, sino también a una necesidad: en varias ocasiones los visitantes creían que el perro estaba abandonado y lo intentaban recoger para buscarle un hogar. Con el uniforme, quedó claro que él ya tenía familia y además se convirtió en un imán para los clientes de su negocio.
En poco tiempo, el perrito apodado “Celadog” conquistó internet. Fotografías y videos suyos circularon rápidamente, generando comentarios de ternura y humor. Muchos usuarios lo describen como “el celador más lindo de Bogotá”, mientras que otros agradecen simbólicamente la labor de estos trabajadores que día a día velan por la seguridad de la comunidad.
La historia de Jordán Ignacio no solo refleja el fuerte vínculo entre un vigilante y su mascota, sino que también se transformó en un recordatorio sobre la importancia de reconocer y valorar a quienes se dedican a proteger a los demás, incluso cuando lo hacen en silencio y sin reflectores.