¿Es recomendable el uso terapéutico del cannabis en mascotas?

El cuerpo de los perros y los gatos funciona de la misma forma que el del ser humano, en el sentido de que poseen una columna vertebral con un sistema endocannabinoide, que es el encargado de regular nuestra fisiología, estado de ánimo y percepción de las experiencias cotidianas; esto sucede con anfibios, reptiles, pájaros, peces y mamíferos.

Ante la llegada de alguna enfermedad o dolencia por parte de nuestros peluditos de cuatro patas, buscamos la ayuda de la medicina para darle solución, sin embargo, este método no siempre es completamente efectivo; por esta razón, recurrimos a el apoyo de la medicina alternativa. 

En este grupo se encuentra la marihuana medicinal con la cual se han evidenciado algunos beneficios en animales, como en humanos, a pesar de que no se ha podido comprobar por completo su efectividad.

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¿Para qué sirve?

Se puede emplear con gran éxito en el tratamiento del dolor y las convulsiones, en especial en los perros, que son aquellos en los que es más difícil tratar este tipo de problemas. De hecho, un médico veterinario experto en el tema afirma que el cannabis actúa como desinflamante y analgésico, por lo cual se pueden tratar enfermedades degenerativas.

Por otro lado, los productos que están fabricados a base de esta planta, cuidan y protegen el cartílago, pues están hechos además con magnesio fosfórico y colágeno.

¿Cómo se debe suministrar?

Tu médico veterinario puede asesorarte sobre la forma adecuada de proporcionar esta planta a tu mascota. Por lo general suelen vender productos que vienen en presentación de aceite o gotas para poner directamente en la boca de tu perro o gato. 

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¿Puede tener efectos secundarios?

En efecto, suministrar de forma equivocada este remedio natural puede tener un alto nivel perjudicial. Debes ser asesorado por un experto pues la dosis y la composición de cada tratamiento varían según las características de cada animal.

Además, estos productos deben ser de uso exclusivo para mascotas, pues aquellos que son fabricados para el hombre contienen concentraciones de dicha sustancia mayores de las que un perro o un gato necesitan.