Oración para el primer día del año: entrega tu 2025 a Dios con fe y gratitud
Esta oración te permitirá confiar el Año Nuevo a Dios para que esté lleno de bendiciones, abundancia y prosperidad.
Esta oración te permitirá confiar el Año Nuevo a Dios para que esté lleno de bendiciones, abundancia y prosperidad.
Esta noche termina el 2024, un año lleno de aprendizajes y retos para muchos, y de bendiciones y alegría para otros. Sea cual sea tu caso, el inicio del nuevo año se convierte en la ocasión perfecta para agradecer por lo pasado y encomendar a Dios nuestro futuro.
Este 2025 promete ser una temporada llena de oportunidades. Para los creyentes, la mejor manera de iniciar es orando y enviando sus peticiones al cielo. A continuación te compartimos una poderosa oración de la web de la Congregación de Misioneros Oblatos de los Corazones Santísimos para el día primero de enero.
Oración para el primer día del año
Comienza un nuevo año. Lo pongo en tus manos, Señor. Tú, Padre amoroso, que velas por mí y estás por encima de los límites del tiempo y del espacio, sabes lo que necesitaré en este año que inicia. Me abandono a tu misericordia, a tu providencia. Que sea lo que Tú dispongas, Señor.
Aumenta mi fe, que sea capaz de descubrir tu presencia a mi lado. No permitas que nada me separe de Ti. Dame fortaleza y perseverancia en las pruebas, y ayúdame cada día a recordar que nunca sucederá nada que Tú y yo juntos, no podamos superar.
Líbrame de la indiferencia. Hazme sensible a las necesidades de los demás, y muéveme no solo a orar, a interceder por ellos, sino a realizar acciones concretas en beneficio suyo.
Ayúdame a no ser avaro ni desperdiciado con mi tiempo, con mis dones. Enséñame a darme a los demás, a comprender que solo vale la pena lo que se hace por los demás.
Enséñame a salir de mí mismo para ir al encuentro de mis hermanos, sin prejuicios, sin retórica. Simplemente como Tú, con la mano extendida y el corazón abierto. Pero líbrame de la vanidad, de creerme bueno, de sentirme satisfecho. No dejes que me paralice la inercia, el orgullo, la complacencia. No dejes de inquietarme, de ponerme en movimiento, de lanzarme contigo a construir tu reino de paz, amor y justicia.
Enséñame a mantenerme sencillo y alegre, a ser verdaderamente testigo tuyo en mi mundo. Ayúdame a desprenderme de todo lo que me estorba para seguirte, líbrame de lo que me hace tropezar, de lo que me pesa: de mis rencores, mis egoísmos, mis orgullos, mis miserias, mis apegos.
Enséñame a ser paciente, comprensivo, dulce, a perdonar a los otros, a acogerlos en mi corazón. Enséñame a amar como amas Tú. Quiero descubrirte en cada día de este año que empieza, y ayudar a que otros te descubran también. Señor, que cuando me busquen a mí, te encuentren siempre a Ti.
Amén.