Las torrijas, una tentación de la que no conviene abusar

La cocina es una de las tradiciones de Semana Santa y en este capítulo, el protagonismo de las torrijas es indiscutible. Tentación para los más golosos, este producto alimenticio puede resultar delicioso, pero es mejor no abusar de él, contiene abundantes calorías.

Foto: EFE
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La cocina es una de las tradiciones de Semana Santa y en este capítulo, el protagonismo de las torrijas es indiscutible. Tentación para los más golosos, este producto alimenticio puede resultar delicioso, pero es mejor no abusar de él, contiene abundantes calorías.

Hay que remontarse al siglo XV para encontrar las primeras pistas de las torrijas en España. Su manera de prepararlas ha ido evolucionando desde entonces, ya que en un primer momento se remojaban en vino para luego freírlas y endulzarlas con miel.

Con esta receta nos remontamos a las épocas de escasez; se utilizaban estos ingredientes para enmascarar el pan duro y poder así adaptarse a las normas religiosas de no comer carne que traía consigo la Cuaresma. De ahí el motivo por el que son el postre estrella de estas fechas.

Para conocer detalles de este manjar, EFEsalud ha hablado con Vanessa León, nutricionista de la Asociación de Dietistas-Nutricionistas de Madrid.

Tradición a base de calorías

Es un dulce que nos aporta gran cantidad de energía y calorías. Si nos ceñimos a la receta más común, su valor nutricional es el resultado de la combinación de pan, huevo, leche, azúcar y aceite.

Pan: es rico en hidratos de carbono, que es la principal fuente de energía de nuestra dieta. De hecho, entre el 50 y el 55% de la energía total debe provenir de los hidratos de carbono. A su vez, el pan aporta cierta cantidad de fibra, vitaminas, sobre todo B1 y B3, y minerales, como calcio, fósforo y magnesio.
Huevo: aporta proteínas de alto valor biológico, así como grasas y colesterol. Además, este alimento tiene minerales como el hierro, que es esencial para el sistema inmunitario y la formación de hemoglobina y vitaminas, como la D o la A.

Leche: fuente de proteínas y de calcio, que es el mineral imprescindible para los huesos y los dientes. La receta original de las torrijas se elabora con leche entera, que aporta grasas y colesterol, aunque también incluye vitamina B2, que ayuda a la obtención de energía a partir de los principios inmediatos y al sistema nervioso.

Azúcar: aumenta el valor calórico y no añade otros nutrientes que sean beneficiosos.
Aceite: al igual que ocurre con el azúcar, este ingrediente hace que las calorías se multipliquen. Sin embargo, es cierto que si utilizamos aceite de oliva, obtendremos un aporte de grasas monoinsaturadas, que ayudan al sistema cardiovascular y al aporte de vitamina E.
Canela: a esta especia se le atribuyenpropiedades digestivas y antioxidantes, y se utiliza tanto en rama como en polvo.

Una ración de torrijas, que puede ser una unidad grande o dos pequeñas, aporta alrededor de 360 kilocalorías. Esto supone que sea un 18% de la energía total del día, un 23% del azúcar total, el 18% de grasa total y el 22% de grasas saturadas.

Mejor en casa que en ningún sitio

“Siempre que elaboramos recetas caseras, contamos con la seguridad de los ingredientes que hemos empleado. Así, cuando hablamos de repostería industrial, debemos tener en cuenta que la mayoría de las veces no encontramos aceite de oliva en su elaboración, sino que se utilizan otro tipo de grasas de menor coste, como el aceite de girasol o el vegetal”, afirma la nutricionista.

Es cierto que el consumidor cree que el aceite vegetal es sano, pero no por llevar ese nombre lo es. Lo que ocurre es que son más baratos, por lo que la industria alimentaria los utiliza para la repostería. El abuso de este tipo de grasas saturadas está relacionado con enfermedades cardiovasculares, ya que aumentan los niveles de triglicéridos y colesterol.

“Debemos leer detenidamente el etiquetado nutricional de los productos envasados y desconfiar de aquellos en los que no se especifique el tipo de aceite vegetal o de grasas que se utilizan”, dice Vanessa León.

Entonces, ¿puedo o no puedo comerlas?

Los nutricionistas dividen los alimentos en “consumo diario” y “consumo ocasional“. A este último grupo es al que pertenecen las deliciosas torrijas. Al tomarse en un momento puntual del año, no se trata de un alimento que dispare nuestros niveles de colesterol de golpe.

“Comer un par de torrijas al año no hará que engordemos. Es el conjunto de la dieta lo que determina mi estado de salud, por lo que la ingesta ocasional y moderado de este postre es un lujo que nos podemos permitir”, resalta la experta.

Consejos para un consumo más saludable

Vanessa León nos da unas recomendaciones para que disfrutemos de una Semana Santa más dulce:

- Poner papel absorbente en el plato sobre el que se van a retirar las torrijas de la sartén, de forma que ayudaremos a que se absorba parte del aceite.

- No es necesario preparar almíbar con azúcar o miel para echar encima, ya que aumentaría su valor calórico. Se puede probar a cortar finas láminas de fresas para que sea una manera de incluir fruta en este postre.

- Para contribuir a reducir el aporte de grasa y colesterol, es preferible utilizar leche desnatada, ya que conserva su contenido en calcio.

- Reducir el azúcar es fácil. Podemos sustituirlo por algún edulcorante sin calorías, aunque no todos sirven para cocinar. La sacarina, por ejemplo, no es recomendable, pues al calentarla adquiere un sabor metálico.

- El pan integral es una buena opción por su mayor contenido en fibra, vitaminas y minerales que el pan blanco.

EFE