Colombia ante el futuro del control horario: ¿avanzar hacia el modelo europeo?

Países como España, Francia o Italia avanzan con paso firme hacia un modelo de registro horario digital, inmutable y accesible en todo momento para inspección.

Control digital de horario. Foto: Shutterstock
Control digital de horario. Foto: Shutterstock

Países como España, Francia o Italia avanzan con paso firme hacia un modelo de registro horario digital, inmutable y accesible en todo momento para inspección.

Durante años, el control horario en Colombia ha sido un asunto secundario dentro del debate laboral. Sin embargo, la digitalización del trabajo, el auge del teletrabajo y las recientes reformas laborales han puesto sobre la mesa una necesidad ineludible: modernizar los sistemas de registro de jornada y avanzar hacia modelos más transparentes, trazables y compatibles con los derechos digitales de los trabajadores.

Mientras en Europa se consolida la obligación de utilizar sistemas electrónicos auditables (como exige el nuevo decreto que España aprobará en 2026), en Colombia las empresas aún operan con esquemas dispares, muchas veces manuales o poco verificables.

“En Colombia se está repitiendo el escenario que vivió España hace unos años: un marco legal que reconoce la importancia del control horario, pero sin una infraestructura digital que garantice su cumplimiento real”, explica Gonzalo Sotres, responsable de cumplimiento legal en Kronjop, la app de control horario en español líder en Latinoamérica.

Un marco normativo en transición

El Código Sustantivo del Trabajo colombiano establece límites claros sobre la jornada laboral (máximo 8 horas diarias y 42 semanales desde 2023), pero no detalla mecanismos específicos de registro. Esto deja margen para que cada empresa elija cómo llevar sus controles, desde hojas de cálculo hasta sistemas biométricos o software de fichaje.

A esta falta de estandarización se suman los vacíos sobre verificación y fiscalización. El Ministerio del Trabajo puede solicitar pruebas del cumplimiento horario, pero no existe un sistema nacional que centralice los registros ni una obligación de conservarlos por un periodo determinado, como sí ocurre en Europa.

“En la práctica, muchas inspecciones dependen de la buena fe del empleador o de registros fácilmente manipulables. El futuro pasa por herramientas que garanticen la trazabilidad y el acceso remoto, tal como ya exigen las autoridades laborales europeas”, señala Sotres.

El espejo europeo: control digital y derechos emergentes

La comparación con Europa es inevitable. En países como España, Francia o Alemania, las empresas están dando un salto hacia la automatización y la transparencia. El nuevo decreto español de control horario 2026, por ejemplo, obligará a registrar las jornadas mediante sistemas digitales homologados, capaces de generar informes automáticos y permitir el acceso directo de los inspectores de trabajo.

Además, será obligatorio justificar las horas extra y especificar si se compensan con descansos o retribución económica, un detalle que busca evitar abusos y fomentar la conciliación laboral. Este cambio se complementa con el reconocimiento del derecho a la desconexión digital, un principio que empieza a abrirse paso también en América Latina.

Según Sotres, “es solo cuestión de tiempo que Colombia y otros países latinoamericanos adopten políticas similares. Las exigencias europeas están marcando un estándar internacional, y las empresas que se adelanten en implementar sistemas digitales transparentes tendrán una ventaja competitiva y reputacional”.

En efecto, varias multinacionales con presencia en Colombia ya aplican estándares europeos de control horario en sus filiales, impulsando la adopción de software con IA integrada, verificación geolocalizada y auditoría automática de horas extras, un modelo que Kronjop ya ofrece en toda la región.

Hacia un modelo más justo y verificable

La discusión en Colombia no es solo técnica, sino de derechos laborales. Reducir la jornada a 42 horas semanales fue un paso importante, pero sin un sistema de registro robusto, su cumplimiento es difícil de verificar.

El Congreso ha empezado a debatir la necesidad de una regulación más clara sobre el control horario digital, y el Ministerio de Trabajo estudia la posibilidad de exigir plataformas certificadas que garanticen trazabilidad, conservación de datos y respeto a la privacidad.

En este punto, la experiencia europea resulta ilustrativa: los sistemas de fichaje deben cumplir con el principio de proporcionalidad y con las normas de protección de datos personales, descartando tecnologías invasivas como el reconocimiento facial o las huellas dactilares sin consentimiento expreso.

“Las empresas deben entender que el control horario no es un mecanismo de vigilancia, sino una herramienta de cumplimiento y equidad”, subraya Sotres. “En Kronjop trabajamos precisamente para que el registro de jornada sea simple y constituya una garantía de transparencia y no una fuente de conflicto, integrando herramientas que automatizan los informes y aseguran la trazabilidad sin vulnerar la privacidad”.

El desafío está claro: Colombia necesita avanzar hacia un modelo de control horario que combine legalidad, tecnología y derechos humanos. La digitalización del trabajo no solo implica nuevas formas de productividad, sino también nuevas formas de protección.