Por: Juan Carlos García Sierra • Colombia.com

De viaje por Locombia

Ayer fui a El Banco y no había La Plata para poder respirar unos Buenos Aires y darse una rodadita por un Sitionuevo de Colombia, pero qué va, al otro día me despertó el Cantagallo y me monté en mi Heliconia, me elevé para dar un paseo y gozar sin Cesar por todos los Confines de mi bello Campoalegre.

Colombia es un país rico en fauna, flora y turismo. Foto: Shutterstock
Colombia es un país rico en fauna, flora y turismo. Foto: Shutterstock

Ayer fui a El Banco y no había La Plata para poder respirar unos Buenos Aires y darse una rodadita por un Sitionuevo de Colombia, pero qué va, al otro día me despertó el Cantagallo y me monté en mi Heliconia, me elevé para dar un paseo y gozar sin Cesar por todos los Confines de mi bello Campoalegre.

Feliz viajaba cuando de repente Soplaviento, di un Girón y pensé que me iba directo al Pasto pero me enredé en unos Arboletes y preciso pasaba por ahí un Capitanejo que me quería multar, entonces yo me puse Putumayo y me dijo: no se me ponga tan Guapi que si sigue así de Guachené me lo llevo para La Paila, ¿O es que quiere imponer una nueva Cundinamarca? Me bajé como pude y tenía un raspón en La Ceja pero yo estaba preocupado por mi nave y una Chinácota que pasaba por allí me dijo Fresno que María la baja.

Después de ese susto sentí hambre y me fui para El tablón de Gómez y encontré La Mesa desocupada, pedí un Plato de Maní con una botella de Aguazul pero llegó Donmatías, un señor viejo y Repelón que me dijo que solo tenían Chocó, me trajo una taza tan caliente que casi me quemo los mogotes y no pude tomármela porque sabía a Cauca, entonces el mesero creyéndose muy chistoso me dijo ¿ya Lloró o se le hizo Achí?, yo le contesté bravo como un Toribío, Paratebueno conmigo mijo que yo no soy ninguna Mariquita.

El Santuario de las Lajas, en Nariño, es una de las iglesias más bellas del mundo. Foto: Shutterstock
El Santuario de las Lajas, en Nariño, es una de las iglesias más bellas del mundo. Foto: Shutterstock

Después fui a tomar un baño a La Chorrera que aunque tenía su Remolino no estaba tan Honda y el Aguachica era de una Purificación increíble, me fui a La Vega a vestirme y se me perdió una Zapatoca, así que me puse una Manta en el pie pero de tanto andar en la Sabanalarga me quedó La Palma toda Ventaquemada, de pronto escuché una Risaralda muy sospechosa y claro, era La Virginia que me estaba espiando como Vigía del fuerte entre los Manzanares. 

Ella era una Chinchiná de Moñitos pero peque como La Hormiga, antes era La belleza ambulante pero ahora la Soledad la puso de Cañasgordas, hablaba como Cotorra y La Pintada esa me propuso que nos fuéramos para las Dosquebradas pero las pupilas me quedaron Aguadas al recordar que El Bagre me dejó Apartadó para irse con su Sogamoso a criar Ovejas en las Planadas.

Aproveché la Distracción y salí volando como El Guacamayo para La Montañita a buscar mi Fuente de Oro pero allá había un Abejorral muy macho, no me crean tan Sonsón la próxima vez me monto en un Sopetrán para viajar más tranquilo y alcanzar mi Meta de recorrer toda mi bella Colombia, ¿o Locombia? 

¡Hasta luego paisanos!