Destinos prohibidos para nacer o morir en América del Sur y Europa

El mundo es un lugar inmenso donde día a día nacen y mueren personas el cada continente; sin embargo, existen unos puntos específicos donde es prohibido que inicie o termine la vida de un ser humano.

 

Aunque suene extraño o sea difícil de creer, en unos puntos de América del Sur y Europa existen leyes, culturales, historia o razones climáticas que impiden que la vida humana esté allí, tanto así que si por alguna razón una mujer está próxima a dar a luz o alguien puede morir, los trasladan a ciudades cercanas. Entre estos lugares prohibidos se encuentran:

 

Esta pequeña isla se ubica en Noruega y allí está prohibido enterrar cuerpos debido a las bajas temperaturas, además esto se convirtió en una ley por el gobierno desde el año 1959. Debido a las bajas temperaturas, los cuerpos se demorarían demasiado tiempo en descomponerse, llegando a liberar muchas enfermedades por bacterias y demás.

 

Las temperaturas oscilas los 50?°C y si están propensos a morir deben ser trasladados a Oslo, la capital de Noruega.

 

Esta isla se ubica a 365 km de Brasil y allí ninguna mujer puede dar vida a un bebé, pues el único hospital que había allí cerro la sala de maternidad en 2001 y no cuenta con los requisitos para atender este tipo de situaciones. En el año 2001 la Unesco designó la isla como Patrimonio Mundial de la Humanidad y allí albergan alrededor de 230 especies de peces y 15 especies de corales en el Parque Nacional de la isla. 

 

En caso de ser que una mujer necesite dar a luz o alguna persona no se encuentre en óptimas condiciones, deben ser trasladados hacia el estado de Recife, en el estado de Pernambuco.

 

Este destino, además de ser un Estado independiente, también hace parte de los destinos más visitados en Roma. Allí se restringe el nacimiento de bebés debido al pequeño tamaño del Vaticano y su estatus como Estado soberano, en dado caso que suceda el menor se anotará en Roma y tendrá nacionalidad italiana y tendrá ciudadanía por concesión, pues las únicas personas con ciudadanía de este lugar son los diplomáticos mundiales o quienes tengan cargos dentro del Vaticano.