Por: Redacción Vida y Estilo • Colombia.com

La candileja, la leyenda colombiana que castiga a los hombres de poca voluntad

En los Llanos Orientales aparecen tres llamaradas de candela que desboca a los caballos y paraliza las piernas de los jinetes.

Actualización
Conoce la famosa leyenda de la bola de fuego en los Llanos Orientales. Foto: Shutterstock
Conoce la famosa leyenda de la bola de fuego en los Llanos Orientales. Foto: Shutterstock

En los Llanos Orientales aparecen tres llamaradas de candela que desboca a los caballos y paraliza las piernas de los jinetes.

Jamás abuses de la bondad de alguien porque te podría salir caro, tanto que hasta con un eterno costo podrías pagar. Abuela, mi hermano y yo queremos que te pongas sobre el piso a cuatro patas porque queremos que seas nuestro burro de carga, estamos jugando y queremos uno, ¡pero ya!

Pero mis queridos nietos, he accedido a todos sus caprichos, ¿pero que yo sea su burro de carga?, ¡eso es el colmo! Abuela, o juegas a que eres nuestro burro de carga o nunca más te volveremos a querer. ¡Eso jamás mis queridos nietecitos!, si quieren que sea su burro de carga, lo seré.

Este fue el diálogo indignante entre una inocente abuela y sus nietos, que más que inofensivos chicuelos, parecían el futuro de un demonio inquieto. Fue tan degradante el cruce de palabras que el mismo San Pedro se enojó tanto con la abnegada anciana apenas esta llegó al cielo, luego de fallecer.

Una abuela y sus nietos fueron convertidos en llamaradas de candela. Foto: Shutterstock
Una abuela y sus nietos fueron convertidos en llamaradas de candela. Foto: Shutterstock

¡Fuiste débil con esos malcriados niños!, ahora debes pagar por tu falta de voluntad y autoridad, ahora tú y esos niños se convertirán en bolas de fuego, que errantes darán escarmiento a quienes no tienen carácter.

Cuenta la leyenda que en los caminos de los llanos orientales y las montañas andinas, tres llamaradas de candela atajan a los jinetes cuyos caballos se desbocan o no obedecen a la rienda, es tal su fulgor que todo el ambiente se torna un manojo de nervios, el miedo entra por el cuerpo, paralizando las piernas y poniendo hasta al más osado a sudar frío.

Una bola de fuego que desboca a los caballos y paraliza las piernas de los jinetes. Foto: Shutterstock
Una bola de fuego que desboca a los caballos y paraliza las piernas de los jinetes. Foto: Shutterstock

Unos afirman que muchos de los que han tenido el infortunio de toparse con esas llamas han notado la presencia de una mujer con un final macabro, otros hablan de una abuela y tres pequeños que en el alba interrumpen el tránsito de hombres, pero especialmente el de aquellos que irradian irresponsabilidad, pereza y falta de voluntad, esos malos padres que preñan campesinas sin piedad y luego huyen ante la aparición de un recién nacido.

Cuando aparecen las quemas en algún cerro y su origen no lo provocaron los dueños de las tierras, se dice que fue el sol de un verano intenso, pero los incendios también aparecen en épocas en que durante todo el día caen verdaderos palos de agua. Cuando hay candela en la montaña es porque la candileja deja a su paso una estela de reclamo.