Oración de sanación cuando alguien te hace sufrir

El sufrimiento es algo inevitable por lo que tendremos que atravesar en algún momento de la vida, pues no se puede controlar la forma de actuar de los demás o el rumbo de determinadas situaciones que se convierten en el mayor tormento; no obstante, por bienestar físico y mental, es importante aprender a sobrellevar esta sensación y a salir poco a poco de ella.

Y es que, cuando involucra o es generado por otra persona, por lo general suele relacionarse en primera instancia con un ámbito amoroso, sin embargo, el sufrimiento puede provenir también de otras personas, como familiares, amigos, compañeros de trabajo, o incluso desconocidos que han ocasionado algún mal en tu vida; lo cierto es que, sin importar cuál sea el origen, la fe podría convertirse en tu mejor aliada.

Tendrás que encontrar el valor para aprender a orar, no solo para sentirte mejor emocionalmente, sino también por aquella persona que te ocasionó el sufrimiento, para que encuentre paz en su corazón; al hacerlo, te desahogas para sanar y liberarte, te liberas de virtudes que no son cristianas como el rencor y el odio, notarás que es el resentimiento lo que no te deja llevar una vida tranquila, te quitas un peso de encima al ponerte en manos de Dios para que sea Él quien obre de la manera y en el momento que considere adecuado.

Ahora bien, siendo consciente de la disposición que tienes liberarte de todo el sufrimiento que te han generado y de la confianza que depositas en el Todopoderoso para que te brinde tu ayuda, puedes llevar a cabo esta hermosa oración de sanación, compartida por el portal Aleteia.

Oración de sanación en momentos de sufrimiento

¡Oh Padre!, mira los sufrimientos de tus hijos, mira el momento difícil por el que estamos pasando. Padre, ha llegado la hora, glorifica a tus hijos, sostén nuestra debilidad, para que también te glorifiquemos manifestando tu poder. Padre, si es posible, aparta de nosotros este cáliz.

Pero nuestro entendimiento no penetra tu plan de amor y si no fuera conforme a tu voluntad, si tenemos que beber este cáliz de amargura, ayúdanos con la fuerza de tu gracia, para que podamos repetir, no solo con los labios, sino también con el corazón la oración de Jesucristo en el Huerto de los Olivos: “Hágase tu voluntad y no la mía”.

Muchas veces somos perseguidos, humillados, maltratados. Haznos entender que el discípulo no es mayor que el maestro y que Cristo vive en todos nosotros y los misterios de su pasión redentora. Ayúdanos a superar todo resentimiento y a rezar como tu Hijo en la Cruz: “Padre, perdónalos”.

Sabemos que tu plan de amor muchas veces nos coloca en la cruz. Que este se realice en nosotros, para que podamos repetir confiados la última oración de tu Hijo: “En tus manos, Padre, encomiendo mi espíritu”, y así esperamos, tranquilos, que tu poder se manifieste en la gloria de nuestra resurrección. Amén.