Oración para el Lunes Santo: un perfume para adorar al Señor
En época de reflexión no hay nada mejor que comunicarse con Dios para agradecer y pedir su misericordia, por ende, hoy te compartimos esta oración para el Lunes Santo.
En época de reflexión no hay nada mejor que comunicarse con Dios para agradecer y pedir su misericordia, por ende, hoy te compartimos esta oración para el Lunes Santo.
La Semana Santa es comprendida como un periodo de reflexión durante 6 días sobre el verdadero significado de la vida, y el sufrimiento que tuvo que padecer Jesús por todos nosotros, siendo conscientes de su muerte, su resurrección, la salvación y la posterior esperanza y la paz que dejó en todo el mundo.
El Lunes Santo marca el inicio de la última semana de vida de Jesucristo, momento en el cual se preparó para lo que estaba por llegar y fue a Betania, donde vivía Lázaro, a quien había resucitado; en dicho lugar Marta servía, Lázaro lo acompañaba en la mesa y María lavaba sus pies con un perfume nardo, exclusivo y costoso, y con su cabellera, como acto de gratitud, ternura y amor incondicional hacia el Señor. La fragancia impregnó todo el lugar.
Este perfume representa todo aquello que estamos dispuestos a ofrecerle a Dios y con lo que lo adoramos, que es agradable ante sus ojos, lo cual es un agradecimiento por la vida y el amor brindado, como nuestras virtudes, las buenas obras, el esfuerzo, entre muchas otras cosas. Hoy te enseñamos una hermosa oración para el Lunes Santo, compartida por el portal ‘Píldoras de Fe’.
Oración para el Lunes Santo
Mi Señor, que bueno es saber que escuchas mis súplicas y estás atento a mis necesidades, susurrando constantemente a mi espíritu tu invitación a vencer el miedo y a lanzarme con confianza a enfrentar cada una de mis batallas.
Te pido que siempre pueda tener lucidez para tomar las mejores decisiones y diferenciar lo bueno de lo malo, esforzarme por ser fiel y no dejar que nada me quite las ganas de hacer las cosas bien. Me cuento entre los pecadores que siempre vuelven a caer; reconozco que en algunas ocasiones me faltan fuerzas y te fallo, por eso me humillo ante ti, ante tu poder y clamo por tu compasión.
Como María de Betania, quisiera también ponerme a tus pies y ofrecerte el mejor de mis perfumes, que no es otro que el de hacer obras agradables a ti y alejarme de todo aquello que hace mal a mi alma. Gracias por recibirme una vez más, por cuidarme, por hacerme sentir que soy valioso e importante para ti. Tú eres grande, poderoso, invencible, supremo, glorioso, con un corazón rico en misericordia.
Me siento bendecido porque en tu amor he encontrado esa paz que me invita a luchar con todas mis fuerzas contra el pecado. Con tu presencia rebosante en amor y perdón podré superar toda mala inclinación. Tú tocas las dimensiones de toda mi vida y no haces diferencia entre mi riqueza o pobreza, sino en cuánto amor estoy dispuesto a ofrecer.
Te amo y te entrego mi corazón ahora para que lo renueves con tu amor. A pesar de mis debilidades, en tu nombre, sé que puedo salir adelante sabiéndome consolado en tu amistad y que te pertenezco para siempre. Amén.