Por: Redacción Vida y Estilo • Colombia.com

¿Quién debe pagar la cuenta en una cita romántica?

En una cita, ¿es el hombre quien debe pagar la cuenta? ¿Es responsabilidad de la mujer? ¿Deben dividir en partes iguales? Aquí te lo contamos.

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Dilema: ¿Quien paga la cuenta en una cita? ¿El hombre o la mujer?. Foto: Shutterstock
Dilema: ¿Quien paga la cuenta en una cita? ¿El hombre o la mujer?. Foto: Shutterstock

En una cita, ¿es el hombre quien debe pagar la cuenta? ¿Es responsabilidad de la mujer? ¿Deben dividir en partes iguales? Aquí te lo contamos.

Las citas románticas siempre son momentos de sentimientos encontrados y, aunque claramente es algo maravilloso poder compartir con la persona que te gusta, no deja de ser una situación de mucha tensión por muchos factores: verse bien para causarle una gran impresión, tener un buen tema de conversación, o el eterno dilema cuando llega la cuenta y es momento de pagar. 

Este último en especial ha sido uno de los temas más polémicos entre hombres y mujeres, pues mientras que hay algunos que consideran que la cuenta debe ser cancelada por el hombre pues esto es una señal de caballerosidad, hay quienes piensan que las mujeres también pueden tomar dicha iniciativa, y hasta es atractivo que lo hagan; por otro lado también están los que se mantienen en la posición del 50-50, todo debe ser por mitades.

Pues bien, te ayudaremos a poner fin a dicho dilema con estos principios básicos que determinan quién debería pagar, según la situación en la que se desarrolle, para que sea completamente justo con ambas partes; así que, presta mucha atención y toma nota.

Principio #1: si tú invitaste, tú pagas

No importa si eres hombre o mujer, en pleno siglo XXI es importante que dejemos los anticuados estereotipos; es sentido común que si tú invitaste a la otra persona a salir, debes pagar la cuenta, a menos que hayan acordado algo diferente desde un principio, de hecho, sería descortés si no lo hicieras.

Se debe determinar quién hizo la invitación para saber quién debe pagar. Foto: Pixabay
Se debe determinar quién hizo la invitación para saber quién debe pagar. Foto: Pixabay

Principio #2: todo depende de la forma en la que hiciste la invitación

No es lo mismo decir: “Te invito a cenar” o “vamos a comer, yo invito”, a decir: “¿por qué no vamos a comer algo?" o “¿qué tal si vamos a probar la comida de este restaurante?". La clave está en las palabras que usas para hacer la invitación; en el primer caso, lo más lógico es que tú pagues la cuenta pues estás oficialmente invitando a esa persona, en el segundo lo estás dejando como una opción abierta, por lo que no necesariamente debes pagar, se puede recurrir a dividir en partes iguales.

Principio #3: establece un equilibrio

Si te nace pagar la cuenta y no tienes ningún problema con ello, ¡perfecto! Sin embargo, no puedes dejar que esto se convierta en una costumbre, pues la otra persona, sin importar si es hombre o mujer, se acostumbrará a que siempre serás tú el que pone la plata para las salidas y eso no está bien. 

Un gran método para encontrar el equilibrio se basa en que, si lo deseas, pagues la cuenta de la primera cita que tengan, y la siguiente dejes que sea la otra persona la que te invite, luego volverá a ser tu turno; verás que las cosas fluyen muy bien de esta manera.

Si insiste en pagar, hazle saber que la próxima vez lo harás tú. Foto: Shutterstock
Si insiste en pagar, hazle saber que la próxima vez lo harás tú. Foto: Shutterstock

Principio #4: todo depende de la intención

Si la primera cita fue todo un éxito y sabes que vendrán muchas más podrán llevar a cabo el método anteriormente mencionado, ofrécete a pagar la cuenta pero si la otra persona insiste demasiado en pagarla, deja que lo haga y dile que tú pagarás la próxima; por el contrario, si no fue lo que esperabas y no quieres que haya otra cita, las partes iguales serán la mejor opción.

Principio #5: No lo pienses tanto

Muchas veces dejas de disfrutar la cita con dicha persona por estar pensando en lo incómodo que será el momento en el que tengan que pagar. Solo deja que todo fluya a su ritmo, y las cosas se irán dando como tienen que ser. Te aseguramos que si hay química, no tendrás nada de qué preocuparte.