¿Cuándo debes dejar la casa de tus padres?

En el mundo hay personas independientes, otras a las que les gusta vivir con su familia hasta que se casen y otros que viajan tanto que no tienen casa.

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En el mundo hay personas independientes, otras a las que les gusta vivir con su familia hasta que se casen y otros que viajan tanto que no tienen casa.

Dependiendo de tu caso, aquí te decimos, ¿en qué momento es bueno dejar la casa de tus padres?. Si te ha pasado algo parecido, piénsalo, la vida misma te lo pide.

Llegar a las manos
Padres, hermanos, cuñados o cualquier otro familiar consanguíneo o político, simplemente no puede violentarte a ti o a tu esposo e hijos. Si se llega una vez a los golpes, el abuso o cualquier otra agresión, será mucho más fácil ir a una segunda y entonces lamentarlo de por vida.

Muchas situaciones de este tipo simplemente no deberían suceder, pero suceden y lo más triste es que se consienten y no se denuncian por tratarse de la familia, obviamente, abriendo así la puerta para que continúe esta escalada de violencia e impunidad.

Es en estos casos donde, de manera inteligente, tienes que tomar tus cosas y salir lo más pronto posible de ahí.

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Invasión de la privacidad

Muchos matrimonios jóvenes aprenden la lección de la manera más difícil. Ya sea por ahorrarse un dinero, por enfermedad o cualquier otra razón –que incluye la manipulación–, familias enteras se quedan viviendo, se instalan o regresan a la casa de los padres y conviven con muchos otros familiares y el hacinamiento y las discordias son las constantes.

La invasión a la privacidad es una conducta aparentemente sencilla, sin consecuencias serias y que con hablar se puede solucionar, tratándose de la familia, pero también puede ser la raíz de problemas serios, graves o incluso delitos.

Marca tus límites siempre y echa mano de la prudencia para saber cuándo hay que retirarse.

Cada quien su espacio

Las frases, “Los casados casa quieren” y “De los parientes y el sol, entre más lejos mejor”, están cargadas de sabiduría popular. No importa si vives en un lugar muy modesto o con escasez, siempre será preferible a pelear en una prisión de oro.

Tener tu propio espacio te hará en verdad feliz, ya lo descubrirás.

El respeto al derecho ajeno…

…es la paz. Este es el valor del que mucho hablamos y que poco vivimos. Estés o no casada, tengas o no hijos, tu familia debe aprender a respetarte. Decía mi padre que –así una cortina los separe– una persona requiere su propio espacio, tener objetos propios, su intimidad y sobre todo: ser respetada por encima de todas las cosas.

Cuando en una familia el respeto no existe, sólo se pueden vaticinar desgracias.

Si estás dudando entre irte de casa, poner la propia –que no es fácil, es cierto– o quedarte y aprender a sufrir de manera crónica, por favor, piénsalo muy bien. 

¿Es este tu momento?

Deseret News / Colombia.com