4 claves para entender la incontinencia: ¿cómo identificarla y cuál es su tratamiento?

La incontinencia es una condición más común de lo que pensamos; las cifras indican que la enfermedad afecta aproximadamente a 200 millones de personas a nivel global, alcanzando hasta el 69% de la población femenina, y entre 25 y 30% de los hombres, convirtiéndose en un enemigo que afecta la calidad de vida de millones de personas. Por lo anterior, compartimos cuatro datos que debes saber para identificar sus síntomas y los tratamientos disponibles para controlarla.

¿Cómo sé si tengo incontinencia?

La incontinencia es una condición relativamente fácil de detectar; los síntomas más comunes son: escapes de orina, aumento de frecuencia al orinar, disminución progresiva de la cantidad de orina o urgencia de llegar rápido al baño. 

Algunas situaciones aumentan el riesgo de presentarla, entre ellas la vejez, los problemas de próstata en hombres, los meses luego de un parto para las mujeres, múltiples partos o partos traumáticos; pero cualquier persona puede ser diagnosticada con incontinencia.

¿Cómo se diagnostica?

Los médicos pueden identificar la incontinencia a partir de los síntomas; para verificar el diagnóstico, los pacientes deben realizar una revisión exhaustiva de antecedentes y exploración física y, en caso de necesitarlo, pueden requerir análisis de muestras de orina, medición de la cantidad residual de orina en la vejiga luego de la micción, o simplemente llevar un diario miccional o fecal que haga un recuento del número de visitas al baño, cantidad de orina producida y tipo de líquidos consumidos.

Tipos de incontinencia

Hay diferentes tipos de incontinencia que se producen por diversas situaciones. Los más comunes son:

• Incontinencia de esfuerzo o estrés: produce una pérdida repentina de orina cuando aumenta la presión sobre la vejiga por toser, estornudar o levantar algo, y es causada por músculos debilitados o deteriorados del suelo pélvico. Se relaciona comúnmente con actividades físicas.
• Incontinencia de urgencia o imperiosa: produce una necesidad incontrolable y constante de ir al baño hasta el punto de no poder llegar a tiempo. Es causada por daño en los músculos o nervios que controlan la micción.
• Incontinencia por rebosamiento: ocurre cuando la persona no puede vaciar su vejiga por completo y sufre goteos constantes y frecuentes. 
• Incontinencia Fecal: parece cuando manchas tu ropa interior; si la sensación de defecar es incontrolable o tienes constante pérdida involuntaria de gases o heces líquidas y sólidas.

Posibles tratamientos 

Los tratamientos para el control dependen de la condición del paciente. Uno de los tratamientos más comunes y menos invasivos es la terapia de control de la vejiga e intestino, que ayuda a tratar la incontinencia urinaria de urgencia a través de un procedimiento sencillo y seguro.

Esta terapia restaura la función normal de la vejiga o el intestino estimulando suavemente los nervios sacros a través de un electrodo que se inserta debajo de la piel. Se trata de un procedimiento mínimamente invasivo, de muy bajo riesgo y completamente reversible; más de 325.000 personas por casi 20 años han recibido este tratamiento.

Miles de personas pasan sus días temiendo toser, estornudar, hacer un esfuerzo pélvico para evitar ir al baño, o simplemente presentan escapes sin razón aparente. La situación puede no mejorar porque muchos deciden no hacer nada al respecto por desconocimiento o vergüenza; de hecho, estudios indican que el 50% de quienes sufren la condición no asisten al médico para tratarse, pero la cura para la incontinencia es más sencilla de lo que la mayoría piensa.