Por: Karen Benavides • Colombia.com

Jewel Shuping, la mujer que siempre quiso ser ciega: ¡y lo logró!

Una mujer estadounidense supo desde que era una niña que su mayor deseo era ser ciega; aprendió braile, fingía y se hacía daño en los ojos, hasta que finalmente lo logró.

Mujer soñaba con ser ciega desde pequeña: finalmente lo hizo realidad. Foto: Shutterstock
Mujer soñaba con ser ciega desde pequeña: finalmente lo hizo realidad. Foto: Shutterstock

Una mujer estadounidense supo desde que era una niña que su mayor deseo era ser ciega; aprendió braile, fingía y se hacía daño en los ojos, hasta que finalmente lo logró.

Constantemente salen a la luz todo tipo de enfermedades, físicas y mentales, que, aunque parecen extrañas e imposibles para algunos, hacen parte de la realidad y el día a día de otros; esto es lo que sucede con el trastorno de identidad de la integridad corporal (BIID).

Se trata de “una condición rara, poco estudiada y altamente secreta en la que existe una falta de coincidencia entre la imagen mental del cuerpo y el cuerpo físico. Los sujetos que padecen BIID tienen un intenso deseo de amputar una extremidad principal”, tal como lo da a conocer una investigación publicada en ‘National Library of Medicine’.

Esto es, precisamente, lo que se presume ocasionó que una mujer en Estados Unidos sintiera el deseo de quedar ciega, incluso desde que era una niña; Jewel Shuping, nacida en California del Norte, captó toda la atención mediática en el año 2015, luego de compartir su historia y asegurar que finalmente pudo cumplir su sueño de ser invidente.

Tal como ella misma lo dio a conocer en un reportaje realizado por ‘Barcroft TV’, con tan solo 6 años de edad comenzó a sentir que algo no estaba bien con su cuerpo, pues necesitaba ser ciega para alcanzar la felicidad y comodidad que tanto quería, es por esta razón que miraba fijamente al sol durante horas para generar el daño que deseaba en sus ojos, aunque esto nunca dio resultado.

Y aunque intentó ignorar dichos pensamientos, ya en su mayoría de edad, este deseo se convirtió en algo más fuerte y tomó la decisión de buscar todas las opciones que tenía para cumplir con dicho objetivo; durante el proceso, aprendió también braile y hasta fingía ser invidente, con lentes oscuros y un bastón, pues así era como quería que fuera su vida.

Finalmente dio con un psicólogo que, en lugar de ayudarla a encontrar la forma de enfrentar dichas ideas, estuvo dispuesto a ayudarla para que quedara ciega; fue así como un día, se recostó en un sillón y él le puso 2 gotas de un limpiador de desagües en cada ojo, pues ella había investigado que este producto podía provocarle la ceguera, sin llegar a ser muy doloroso.

Entre el ardor y la incomodidad, esperaron media hora para asegurarse de que el efecto sería el que esperaban y finalmente este hombre la llevó al hospital para que fuera atendida. Al despertar en una camilla de aquel lugar, sintió un gran enojo pues al abrir los ojos vio un televisor, lo que la hacía pensar que no había logrado quedar ciega y que todos sus esfuerzos habían sido en vano.

No obstante, en el transcurso de 6 meses, su visión fue disminuyendo lentamente hasta que finalmente su visión fue completamente nula; este fue el momento más feliz de su vida y cuando se sintió más satisfecha, aunque aquella decisión le había costado la relación con su familia, quienes no estuvieron de acuerdo, y cambios muy drásticos en su rutina.

En dicha entrevista, realizada en el 2015, dio a conocer que no se arrepentía de lo sucedido y que tiene el apoyo de sus amigos de la comunidad de ciegos, siendo sincera con ellos sobre cómo se había quitado la vista y recibiendo toda su comprensión y apoyo; no obstante, recomienda a quien atraviese por un BIID, no seguir sus instintos o impulsos al querer eliminar una parte de su cuerpo, sino tener fortaleza y esperar el apoyo de profesionales para que dejen de sentirse de esta manera.