Rey Carlos III: ¿de qué trata el agrandamiento de la próstata que padece el monarca?

Recientemente, la Familia Real compartió un comunicado informando que el rey Carlos III fue diagnosticado con agrandamiento de la próstata, motivo por el cual acudió a revisión por parte de profesionales para recibir tratamiento. Precisamente, se someterá a un procedimiento correctivo, que tiene una rápida recuperación.

Cuando hablamos de agrandamiento de próstata, o hiperplasia prostática benigna, como también es conocido, nos referimos a un problema de salud que “ocurre cuando la próstata se vuelve más grande de lo normal”, tal como lo explica el portal ‘Medline Plus’. Esta condición es común en numerosos hombres de avanzada edad.

Precisamente, son numerosos síntomas los que puede producir el aumento de tamaño de la próstata, como lo es la dificultad para orinar; sin embargo, ‘Mayo Clinic’ da a conocer algunos de los más comunes, que sirven como una guía para que los hombres aprendan a identificar este padecimiento, y puedan ser tratados de forma oportuna para mejorar su calidad de vida; son los siguientes:

• Necesidad de orinar frecuentemente (micción frecuente) o con urgencia. Esto suele ocurrir más por la noche.
• Dificultad para comenzar a orinar.
• Flujo de orina débil o que se detiene y vuelve a comenzar.
• Goteo después de la micción.
• No poder vaciar completamente la vejiga.
• Infección de las vías urinarias
• Incapacidad para orinar
• Sangre en la orina

¿Cómo se puede tratar?

El tratamiento ideal se determinará tras un diagnóstico realizado por expertos, que puede ser llevado a cabo con análisis de sangre, pruebas de flujo urinario, pruebas de volumen residual tras el vaciado, diario de vaciado de 24 horas, ecografía transrectal, una ecografía, una biopsia, estudios urodinámicos, citoscopia, entre otros.

Y es que, aunque son muchas las personas que reciben medicamentos para contrarrestar los síntomas del agrandamiento de próstata, algunas otras prefieren esperar hasta que los síntomas se intensifiquen, o hasta que se alivien por sí solos. No obstante, hay otras alternativas, como lo es la cirugía.

Este último procedimiento se realiza cuando los medicamentos no han tenido efecto, cuando no se quiere consumir fármacos, o cuando hay dificultades más complejas, como no poder orinar, la presencia de cálculos o problemas en los riñones; sin embargo, en este caso también se debe tener precaución por los efectos secundarios que pueden llegar a producirse, tal como sucede con cualquier otra cirugía.

También hay otro tipo de tratamientos, los cuales deben ser orientados por los profesionales, según la necesidad de cada paciente, como lo son las terapias térmicas, robóticas por chorro de agua, o con láser, así como la embolización, entre otros.