Cobran 11 dólares a una mujer por llorar en un hospital de los Estados Unidos

Si dicen que por estos lados la vida está tan cara que le cobran a uno “hasta la risa”, en los Estados Unidos se cobra hasta por llorar, y eso sí que lo sabe una paciente que ingresó a un hospital por un procedimiento, y no solo le costó lágrimas de dolor, sino lágrimas de dólares.

Un insólito caso fue denunciado en los Estados Unidos a través de las redes sociales cuando una mujer se acercó a un hospital privado para realizarse un procedimiento que consistía en retirar algunos lunares de su piel, lo que ella no imaginaba es que le iban a cobrar hasta las lágrimas que derramó al sentir dolor en medio de la intervención.

La paciente identificada solo como Midge no salía de su asombro en el momento en que recibió la factura del centro médico y en ella aparecía un cobro de 11 dólares por llorar, y en la descripción del procedimiento aparecía un “Brief Emotion” con el valor mencionado, entonces no sabía si reír o llorar, aunque evitó la segundo para no afectar su bolsillo.

La factura discriminó los valores y la eliminación de lunares tenía un costo de 223 dólares, mientras que las lágrimas, 11. La mujer hizo pública la situación en las redes sociales y algunos usuarios no podían dar crédito a lo que allí aparecía.

Varios usuarios que conocieron el caso manifestaron no haber sabido de algún caso similar en los Estados Unidos y algunos denunciaron los altos costos de los hospitales, pues algunas personas manifestaron que en el Reino Unido una consulta de solo 5 minutos de duración puede costar tranquilamente 150 libras esterlinas, aproximadamente unos 204 dólares.

La factura contenía el cobro de 223 dólares con un descuento, pero lo que sorprendió a Midge fueron los 11 dólares, y que, a pesar de un descuento de dos, le cobraba la “emoción breve” que con lágrimas manifestó en medio del quirófano.

No todos los usuarios de los países más desarrollados están conformes con los servicios de salud, algo que sorprende en el nuestro porque estamos acostumbrados a derramar lágrimas, pero por el mal servicio que se presta, un sistema que entrega citas con citas alargadas en el tiempo y en donde lograr el suministro de algunos medicamentos hace llorar hasta al más valiente.

La mujer no tuvo más remedio que pagar la factura con los ojos aguados de la indignación y seguramente se hará la fuerte cuando deba volver a visitar un centro asistencial.