Desenchufó nevera con vacunas contra la COVID-19 para cargar un teléfono celular

La lucha contra la COVID-19 avanza en el mundo, pero son los países desarrollados aquellos que mejor panorama muestran teniendo en cuenta que han logrado inmunizar a un buen porcentaje de su población porque han logrado adquirir y están adquiriendo un buen número de biológicos.

No todos los países tienen la misma suerte de los más adinerados, existen algunos en donde la aplicación de las vacunas contra la COVID-19 se realizan de manera lenta y en algunos ni siquiera se ha iniciado, es por eso que los inmunizantes son considerados casi como un tesoro y cada uno de ellos representa la única manera conocida para erradicar el virus que ha costado la vida a millones de personas en el mundo.

Las vacunas deben tener un tratamiento especial y su conservación depende de un almacenamiento en refrigeradores que deben tener una temperatura específica y permanente, de ahí que tanto vacunas como refrigeradores deben mantenerse en las mejores condiciones para su aplicación.

En Kirguistán, antigua república de la antigua Unión Soviética ocurrió uno de esos casos insólitos que parecen broma, pero que son tan ciertos como lamentables. En una clínica de Bishkek, un hombre, al parecer un operario de mantenimiento, decidió desconectar una nevera que contenía vacunas contra la COVID-19 porque su teléfono celular no tenía carga y no encontró mejor oportunidad que usar la toma de corriente del refrigerador.

Debido a la desafortunada acción del empleado se tuvieron que tirar a la basura cerca de 1.000 unidades de la vacuna Sputnik-V que la Federación de Rusia donó a este país, uno de los más pobres de Asia Central.

El ministro de Sanidad de Kirguistán, Alymkadir Beyshenaliyev, dijo que, si se comprueba que alguno de los trabajadores de la clínica echó a perder las vacunas, este mismo centro médico tendrá que responder económicamente.

Las vacunas que tuvieron que desecharse hacían parte de un lote de 20.000 que el gobierno ruso entregó a Kirguistán como ayuda contra la lucha contra la COVID-19, que en este país de 6,6 millones de habitantes ha acabado con la vida de 1.735 personas.