Por: Redacción Actualidad • Colombia.com

Mecanismo Covax, la bella y loable idea que los países ricos condenaron al fracaso

El mecanismo Covax, creado para distribuir equitativamente vacunas contra la COVID-19 entre países ricos y pobres, es hasta el momento un fracaso debido a la compra masiva y acaparamiento de las naciones más solventes que se han olvidado de las más vulnerables.

Covax ha distribuido vacunas a Colombia, pero el mecanismo se ha quedado corto en países más pobres. Foto: Twitter @Vicmunro
Covax ha distribuido vacunas a Colombia, pero el mecanismo se ha quedado corto en países más pobres. Foto: Twitter @Vicmunro

El mecanismo Covax, creado para distribuir equitativamente vacunas contra la COVID-19 entre países ricos y pobres, es hasta el momento un fracaso debido a la compra masiva y acaparamiento de las naciones más solventes que se han olvidado de las más vulnerables.

Una vez la pandemia de la COVID-19 comenzó a producir fallecimientos a gran escala en diferentes lugares del planeta, el pánico cundió, y al contar con vacunas en contra de este mal, la esperanza volvió a aparecer luego de meses de oscuridad y muerte, los biológicos producidos por las potencias abrieron una luz y el optimismo se expandió por todas las latitudes.

Al contar con vacunas contra la COVID-19 por parte de los países ricos la pregunta que surgió es cómo podrían ser distribuidas y adquiridas por todas las naciones, entonces surgió una loable y bella idea, y el mecanismo Covax apareció como una prueba de la humanidad y de verdadera hermandad entre los pueblos para hacer que la enfermedad pudiese ser vencida.

La bella idea era muy hermosa en el papel, porque en la práctica, y según lo sentenció la prestigiosa revista científica Lancet, ha sido un verdadero fracaso.

El mecanismo Covax, que promovía la equidad y la solidaridad para lograr que las vacunas contra la COVID-19 pudiesen llegar a todos los países del mundo, especialmente a los más pobres, ha terminado dependiendo de la voluntad de los países más ricos, quienes se han preocupado más por garantizar que los biológicos se administren primero a sus poblaciones, y lo peor, han acaparado dosis, como es el caso de Canadá, que cuenta con 10 dosis de biológicos para cada uno de sus habitantes, mientras que en países pobres del África existen países en donde la vacuna no se ha administrado a más del 1% de su población.

El objetivo de garantizar que las naciones pobres y ricas compartan de manera equitativa la vacuna no se ha logrado, y el llamado de la OMS para que, en lugar de administrar terceras dosis en diferentes países, se entreguen primeras y segundas dosis a países que no cuentan con vacunación contra la COVID-19 se ha desoído.

El investigador de la Universidad de Duke, Gavin Yamey, que trabajó en el diseño del mecanismo Covax advirtió que el programa no ha dado los frutos para los que se creó y que “Los países ricos se comportan peor que en las peores pesadillas de cualquier persona”.

Covax fue lanzado en abril de 2020 y pretendía distribuir 2.000 millones de vacunas a finales de 2021 con el patrocinio de los países más ricos, pero estos comenzaron a cerrar acuerdos directamente con las farmacéuticas para adquirir vacunas para sus poblaciones y sin existir vacunas aprobadas ya contaban con millones de dosis compradas, esto dejó a Covax sin poder competir, y, por ende, ha privado a los países más pobres a contar con vacunas.

Los países ricos siguen acaparando dosis de vacunas y el mecanismo Covax ha entregado apenas 72 millones de vacunas cuando esperaba entregar hasta la fecha 172 millones, se estima que a este ritmo ni con el fin de la pandemia se pueda conseguir el objetivo.

Las palabras de la OMS son claras frente a la COVID-19, “Nadie está a salvo, a menos que todos estemos a salvo”.