Por: Alexandra Mendez • Colombia.com

Bobi, el perrito más viejo del mundo cumplió 31 años

Bobi no es solo el perro vivo más viejo del mundo, sino el más longevo de la historia.

Perrito más viejo del mundo cumplió 31 años. Foto: Guinness World Records
Perrito más viejo del mundo cumplió 31 años. Foto: Guinness World Records

Bobi no es solo el perro vivo más viejo del mundo, sino el más longevo de la historia.

Bobi, un perro portugués de raza Rafeiro do Alentejo rompió un impresionante récord. Se convirtió no solo en el perro vivo más longevo del mundo, sino en el perro más longevo de todos los tiempos, con una edad de más de 30 años. 

Esta semana, los dueños de bobi dieron a conocer que cumplió 31 años, el jueves 12 de mayo, y lo festejará este fin de semana con una gran celebración denominada 'fiesta de huesos' a la que asistirán más de 100 invitados, incluyendo personas de varios países.

En enero de este año, la organización Guinness World Records había declarado a Spike, un canino de raza chihuahua, como el perro vivo más longevo del mundo, pues alcanzó los 23 años y 43 días de vida, rompiendo la marca anteriormente establecida. Pero Bobi ha superado todos los estándares.

La entidad recibió pruebas de que este canino color café tiene 31 años, pues nació en mayo de 1992. El animal ha vivido toda su vida junto a la familia Costa, en la aldea rural de Conqueiros, en Leiría, Portugal. 

Los perros de raza pura Rafeiro do Alentejo tienen una esperanza promedio de vida de entre 12 y 14 años; sin embargo, este canino ha batido un récord de décadas, superando a Bluey, un perro boyero australiano que vivió 29 años y 5 meses. 

La confirmación de la edad real de Bobi la hizo la Cámara Municipal de Leiria, donde fue registrado en 1992. La base de datos pública de animales de compañía SIAC, autorizada por el gobierno portugués y gestionada por el Sindicato Nacional de Médicos Veterinarios, también confirmó la veracidad del hecho. 

La historia de Bobi es muy conmovedora, pues nació como uno de cuatro cachorros en una choza donde la familia Costa resguardaba su leña de la lluvia. Sin embargo, como ya tenían muchos perros, el padre de la familia decidió que no podían quedarse con todos los cachorros.

"Por desgracia, en aquella época era considerado normal por las personas mayores que no podían tener más animales en casa [...] enterrar a los animales en un agujero para que no sobrevivieran", explicó Leonel Costa, quien en el momento del nacimiento tenía ocho años. 

Al día siguiente de que nacieron los pequeños perritos, los padres de Leonel le arrebataron a sus cachorros a la madre, pero no se dieron cuenta que habían dejado uno. Lamentablemente los demás fallecieron. 

Pero al cabo de unos días, se percataron que Gira, la madre de los cachorros seguía visitando la habitación donde había dado a luz, y cuando la siguieron se dieron cuenta de que allí estaba Bobi. En ese momento Leonel y sus hermanos decidieron ocultar la existencia del cachorro, pues sabían que cuando estuviera más grande y abriera los ojos sus padres ya no lo enterrarían.

Cuando finalmente se dieron cuenta de la existencia de Bobby, el cachorro ya había abierto sus ojos y lo convirtieron en parte de la familia. "Confieso que cuando se enteraron de que ya lo sabíamos, gritaron mucho y nos castigaron, ¡pero valió la pena y por una buena razón!", comentó Leonel.

Desde entonces, Bobi ha tenido una vida muy tranquila y pacífica, nunca ha estado encadenado ni atado a una correa y aunque ahora en su vejez es menos aventurero, sigue siendo muy querido por toda la familia.