Miguel Camilo Parra y las razones para declararse inocente tras atacar con un hacha a Ángela Ferro

El pasado 16 de octubre, Colombia se conmocionó con la historia de Ángela Ferro, una mujer que fue atacada con un hacha por su expareja, Miguel Camilo Parra, en al menos siete oportunidades, tanto en su rostro como en la parte superior de su cabeza. Desde entonces, el hombre estuvo escondido de las autoridades, hasta que finalmente el Cuerpo Técnico de Investigación de la Fiscalía (CTI) lo hallaron el pasado 26 de octubre en una finca de la vereda Bochica, en el municipio de Fusagasugá (Cundinamarca).

Notablemente cambiado (con cabello corto y sin barba), Parra fue puesto a disposición de las autoridades, que el pasado 27 de octubre legalizaron la orden de capturada diligenciada por el Juzgado 28 de Penal con función de control de garantías, así como la imputación de cargos en contra del hombre. Según la Fiscalía, el presunto agresor debería ser judicializado por el delito de feminicidio agravado en grado de tentativa, cargo que Parra no aceptó.

Cuando llegó su turno de hablar, Miguel Camilo se declaró inocente.

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¿Por qué se declaró inocente?

En entrevista con el periódico El Tiempo, César Augusto Londoño, abogado defensor de Parra y que pertenece a la firma Londoño & Asociados, explicó cuáles fueron los argumentos utilizados por su representado para no aceptar culpas en este caso.

“Nuestra firma de abogados vio la imperiosa necesidad de que, por intermedio de nuestro equipo interdisciplinario, se le practicaran unas sesiones psicológicas, como en efecto se hicieron desde el día 20 de octubre, fecha en que se asumió el caso y que culminaron este 26 de octubre”, detalló Londoño, asegurando que, mentalmente, su defendido no se encuentra bien.

Según el abogado, el hombre se encuentra completamente arrepentido de lo sucedido, sin embargo sus acciones lo han llevado a tener “tendencias suicidadas porque él es consciente de que cometió un grave error en un estado de alicoramiento no propio en él”.

“El informe psicológico y sus antecedentes establecen con facilidad que no se trata de un hombre violento y mucho menos de un agresor de mujeres, es evidente que se trató de un mal momento y un hecho aislado y desafortunado”, señaló el jurista.

Y es que, de acuerdo con Londoño, su cliente tendría a su haber una confesión de infidelidad que, sumado con el estado de embriaguez que presentaba, lo llevaron a sentir varias emociones en el fatídico momento, entre las que sobresalen la ira y dolor. 

“Nosotros aspiramos que esto se tenga en cuenta en el momento de tasar la pena a imponer”, dijo Londoño.

Por último, el abogado añadió que, aunque no se quiere impunidad en este caso, si se pide que las autoridades tengan una “adecuación típica correcta y no sobredimensionada, como es habitual en el ente acusador y que a nuestro juicio soslaya el debido proceso”.