Lime: Una apuesta a la movilidad alternativa

Este fenómeno se debe a una alta concentración de material particulado: una mezcla de partículas nocivas que se encuentran en suspensión en el aire con sulfatos, nitratos, amoníaco, cloruro sódico, polvo de minerales, cenizas metálicas, producidos principalmente por fuentes vehiculares e industriales, derivados de la quema de Diesel o quema de carbón. 

En Bogotá, donde el modelo de transporte está basado en el uso predominante del automóvil, el porcentaje de emisiones de fuentes móviles lo generan, según la Alcaldía Mayor, en un 43,6% los camiones, 9,05% las motos, 10,13% los camperos y camionetas, 1,8% TransMilenio y un 34,7% automóviles y otros. 

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Pero este no es solo problema de la capital colombiana, es uno de los principales desafíos a los que se enfrentan las grandes ciudades en el mundo: el transporte en relación con las emisiones de gases de efecto invernadero y la calidad del aire.

Recordemos por ejemplo que en el 2017, las autoridades del Área Metropolitana del Valle de Aburrá en Antioquia, declararon alerta ambiental, situación que se repitió en el 2018. 

Otro indicador en el que a las ciudades colombianas les ha ido mal, es en el de las horas perdidas en el tráfico. Según el análisis hecho por INRIX Global Traffic Scorecard a 200 ciudades en 38 países durante el 2018, la primera posición la tiene Bogotá con 272 horas perdidas por año, por encima incluso de ciudad de México y Río de Janeiro.  

Por todo esto, cada vez se hace más clara la necesidad de una normativa y planificación hacia la movilidad sostenible, la electrificación y la eficiencia energética del transporte, así como incentivar las experiencias de movilidad colaborativa como las bicicletas públicas y privadas e incluso el nuevo actor que llega para ser parte de la solución: las patinetas eléctricas. 

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En el mundo, las grandes ciudades han adoptado este nuevo sistema como parte de la solución hacia una movilidad sostenible e inteligente. Empresas como Lime, presente en más de cien mercados y con una cuenta de 29 millones de viajes globales con corte a enero de 2019, reporta que un 30% de los usuarios de sus scooters y bicicletas, las usan como reemplazo de sus automóviles privados. Esto se traduce a un ahorro de 8,4 millones de viajes, 380 mil galones de gasolina y 3 mil toneladas de carbono. 

La startup californiana, una de los líderes mundiales de movilidad urbana, actualmente cuenta con una flota de vehículos de free floating compuesta por bicicletas clásicas y bicicletas y patinetas eléctricas. Igualmente está haciendo pruebas con vehículos eléctricos compactos de uso compartido en la ciudad de Seattle. 

Para todos los medios de transporte que usan energías limpias y libres de carbono, Lime ha comprado energía renovable, incluyendo energía solar y eólica. Parte de los avances en ese sentido están encaminados a una alianza con NativeEnergy, empresa líder en construir energía renovable y compensación de carbono.

“Sabemos que esto es sólo el comienzo, por eso Lime global está evaluando el portafolio energético para encontrar más maneras de mitigar la huella de carbono a través de nuestros servicios, incluyendo la compra de energía verde directamente a comunidades organizadas así como otras iniciativas que fortalezcan nuestra sostenibilidad y el impacto positivo al medio ambiente”, enfatiza Andrew Savage, Vicepresidente de Sostenibilidad de Lime.

La empresa ha anunciado su llegada a Cali, ciudad que quiere tomar la delantera en el país como ciudad verde, a través de un plan piloto que inició el 5 de marzo, con 1000 scooters de prueba como un método alternativo complementario del transporte masivo. 

Por su parte en Bogotá y en Medellín, se ha venido conversando en mesas temáticas, para construir un marco normativo que permita el buen uso de las patinetas eléctricas en la ciudad para evitar problemas con el espacio público y con la seguridad vial. 

Como medida para mejorar el transporte en el ámbito urbano y disminuir las tasas de contaminación en las ciudades, las alternativas pasan por atraer viajeros de automóviles privados o que hacen uso del transporte público, a los modos de bajo o nulo consumo energético: Mejores sistemas articulados de transporte, potenciar los desplazamientos a pie, estimular el uso de bicicleta, promover el carsharing (o automóvil compartido), además de campañas de conciencia del buen parqueo, respeto de las cebras, no bloqueo a las intersecciones y respeto por las vías. 

Parte de la solución es que las ciudades ofrezcan alternativas que facilitan los desplazamientos de “última milla” (primer y último kilómetro), en los recorridos urbanos con cero emisión de gases.